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El ladrón del Códice, un vecino «extraño»

Las gentes de Milladoiro dicen del sospechoso que cambió su comportamiento en los últimos días

El ladrón del Códice, un vecino «extraño» miguel muñiz

c. pichel

Apenas veinticuatro horas después de la aparición del Códice Calixtino, la mayor parte de los vecinos de la localidad de Milladoiro -a escasos cinco kilómetros del centro de Santiago- se preguntan qué le ocurrió a José Manuel Fernández Castiñeiras en los últimos meses . Detenido por la Policía como presunto autor del hurto del Libro Santo, José Manuel también sigue siendo un «completo desconocido» para muchos de los vecinos de los edificios que lindan con la calle del sospechoso.

Pero los que lo conocen un poco, cuentan que nunca hizo ostentación de lo que escondía con alevosía junto al material de construcción, ya que, en los últimos tiempos, «apenas se le veía; no iba ni a tomar un café ni un vino a ningún bar». Por ello, y en medio esta investigación que ha movido todas las calles de Milladoiro, se declaran «absolutamente consternados» por lo sucedido, sin ser totalmente conscientes de la repercusión de este hurto.

«Parece una película de ciencia-ficción», comentaban algunos, aunque esta vez la trama no se sitúa en otra galaxia, sino en Galicia. Un filme lleno de entresijos, investigaciones e incluso amenazas, pues José Manuel llegó a intimidar al deán de Santiago, José María Díaz, al decirle que «le iba a arruinar la vida».

Su época como presidente

Los vecinos de la calle principal de esta localidad de 40.000 personas se congregaron hoy por la mañana alrededor del edificio Magdalena, ubicado en el número 31 de la avenida Rosalía de Castro. Pero la pregunta rondaba el ambiente: ¿por qué en este edificio?

Varios agentes de la Policía Nacional y Local se personaron en el inmueble con la intención de registrar un trastero que desde hace 30 años era utilizado como local por la asociación de vecinos a la que pertenecía José Manuel y de la cual fue presidente hace dos . Pero de aquella época al frente de la asociación, los vecinos guardan un pésimo recuerdo.

Las llaves de la discordia

Jesús López, que presidió la asociación justo antes de que lo hiciera el principal sospechoso del hurto del manuscrito, constató que los robos de José Manuel no solo se redujeron al patrimonio eclesiástico, sino que este «vendió el trastero a otro particular por un millón de euros» al mismo tiempo que seguía utilizándose para las reuniones entre los vecinos y se quedó con las llaves. Cuando se enteraron, y según informa Jesús, cambiaron rápidamente la cerradura, aunque «de esto ya hace cuatro o cinco años». Quizás este hecho impidió a la Policía concretar el registro en el trastero, pues entre el manojo de llaves que portaban los agentes y que le fueron incautados al detenido no figuraba ninguna que abriese la cerradura del local.

Y mientras todos los vecinos esperaban que la Policía saliese de la dependencia con objetos valiosos, los agentes se fueron tal y como vinieron, esto es, con las manos vacías y escuchando preguntas al aire al grito de «¿dónde está él?».

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