Blas de Roblès: «Wikipedia es una mala enciclopedia»

Todo comenzó con un artículo de tres páginas sobre Athanasius Kircher , aquel jesuita del siglo XVII amigo de Newton, Leibniz , Torricelli y todos los sabios que forjaron la modernidad. En aquella época, Blas de Roblès estudiaba Filosofía e ignoraba que aquel personaje que alguien situó por encima de Leonardo y que descifraba jeroglíficos dos siglos antes de Champollion , iba a ocupar su vida: «Kircher, en efecto, era un sabio… que se equivocó en todo. Una especie de Don Quijote que intentaba salvar el mundo del Renacimiento ante la proximidad del siglo de las Luces».

Ambientada en Brasil, «Donde viven los tigres» es un conjunto de historias cruzadas entre cinco personajes encabezados por Eléazard, corresponsal francés que ha recibido el encargo de editar un manuscrito del prolífico Kircher, creador, entre otras cosas, de la linterna mágica.

Con este curioso impenitente, Blas de Roblès rinde homenaje a Bouvard y Pecuchet de Flaubert y la babélica biblioteca de Borges , sus autores favoritos. El conocimiento inútil de Kircher y sus epígonos le sirve para criticar el exceso de información de Google y la Wikipedia: «El ochenta por ciento de la información está plagada de errores, producto del anonimato de sus colaboradores. Una mala enciclopedia, sin fuentes contrastadas».

El escritor dedicó una década de su vida a la documentación de «Donde viven los tigres». Define su novela como «un juego de espejos entre el siglo XVII y la actualidad. Entonces se sucedían las guerras como la de los Treinta Años , se experimentaba una pérdida de valores absolutos y la amenaza del Islam. Desde los años ochenta, a partir de la caída del Muro, vivimos el ocaso de las ideologías, la crisis del comunismo y ahora del capitalismo y el miedo al terrorismo islamista».

A partir de esas premisas, Blas de Roblès contruyó una novela que conjuga, en diversos géneros narrativos, la historia, la aventura, la iniciación y la denuncia de la miseria en las favelas brasileñas. Nacido en Argelia de origen español y buen conocedor del Magreb, se muestra escéptico con la primavera árabe: «Me temo que esta primavera acabará en el invierno del integrismo religioso», vaticina.