En esta campaña electoral, la sociedad francesa se inclina más por el pensamiento mágico económico que por el realismo. Lo que beneficia a François Hollande
En 2007 Sarkozy fue muy hábil para robar votos al Frente Nacional de la familia Le Pen arrebatándoles la bandera del control de la inmigración y presumiendo de político atípico y antisistema. Ahora, el presidente candidato se aferra a la misma estrategia, pero sin grandes ... resultados.
En cambio, el socialista Hollande ha centrado su estrategia en prometer a sus compatriotas que con él la austeridad impuesta por Europa será mucho menos dolorosa. Que, por más que la situación financiera sea desesperada, no hay por qué aceptar grandes sacrificios. Que las deudas se pueden pagar contrayendo más deudas.
Un discurso que gusta a los militantes de ultraderecha tanto o más como el de la inmigración. Y no solo a ellos. En la opinión pública francesa se está instalando una especie de pensamiento económico mágico que se ha convertido en la principal baza a favor de Hollande. No es de extrañar que, para desengañarlos, Sarkozy recuerde a sus compatriotas a dónde nos llevó en España ese pensamiento mágico. Tampoco hay que escandalizarse. Aunque hasta ahora Francia parece apostar más por la magia que por el realismo.
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