Los lamentos de las alpispas

Por más que en las escuelas se repita a los estudiantes la recomendación de que leer a los clásicos es bueno para su formación, una buena parte de los políticos autonómicos o no siguieron esa recomendación o bien se fugaron de clase el día que mandaron leer la fábula de Esopo “La cigarra y la hormiga”, la alpispa parrandera y coqueta junto a la sieca en versión autóctona. Por eso conviene recordarles, o ilustrarles, que trataba de una cigarra que alegre cantaba por esos mundos de Dios cuando el tiempo era bueno y había abundancia, mientras que una laboriosa hormiguita se afanaba en guardar comida para pasar el invierno que, tarde o temprano, llegaría.

Después de que gobiernos autonómicos, cabildos y ayuntamientos alegres y manirrotos gastaran sin tino en los últimos años, o se endeudaran para seguir la fiesta hasta límites temerarios, toca ahora al pueblo llano y empresas no subvencionadas de la economía real apretarse el cinturón, a todos aquellos que trabajan y sufren en Canarias sin carné de partido o con encargo de asesor. No es el caso de los dirigentes, que siguen cobrando privilegiados sueldos, honorarios o pensiones con cargo al tesoro público, incapaces de ganarse la vida fuera de la política y sin el calor de su partido.

Y a esta fiesta del despilfarro evidente, con el asombro pero también con la impotencia de los ciudadanos, se sumaron todas las comunidades autóctonas, gastando lo que el estado recaudaba y considerando un gran “logro” político arrancar más y más partidas del presupuesto, que se detraían de necesidades reales en otras zonas de España. Pero ahora llega el duro invierno y por aquella mala cabeza, no por culpa de los mercados, toca devolver lo malgastado y en las arcas del erariosólo hay telas de araña. Olvidan que fueron esos pajarillos de plumaje bello, aunque nada productivos, los que llevaron la economía al borde del precipicio. Fingiendo sentirse víctimas de las hormigas que intentan, mejor o peor, poner cordura en las cuentas públicas, las alpispas montan algaradas, apoyan disimuladamente huelgas generales y acusan de insolidaridad a los que quieren no gastar más de lo que hay realmente en caja, no imaginando hipotéticos ingresos que nunca se tendrán. Es cosa de sentido común, no porque lo digan Merkel, la fracasada según el nuevo inspector de nubes, o Sarkozy, el que miraba con envidia a Zapatero porque muy pronto España superaría a Francia. ¡Qué desvergüenza en las alpispas y qué desmemoria en las hormigas!

El Gobierno de Canarias quiere llevar a los tribunales el proyecto de Presupuestos Generales del Estado por, dicen, atentar contra el REF. Cataluña amaga con algo similar si el Parlamento Nacional no atiende los requerimientos que tiene su propio Estatuto. Sería muy ilustrativo poder oír a sus dirigentes, líderes es otra cosa que a mi entender no son, explicar a contribuyentes de otros países a los que les piden dinero que sus leyes locales les autorizan a exigir a la Hacienda Nacionalmás y más transferencias de los fondos nacionales, al margen de criterios de equidad y solidaridad,porque lo dicen sus papeles. Celosos de ser autónomos, mientras pague otro, España en este caso. Será legal, pero sin duda, irracional e injusto para el resto de los territorios nacionales.

Expuesto más sencillamente aún si cabe, los hijos quieren independizarse pero con el dinero de suspadres y además les exijen cada vez más y más fondos para cubrir sus crecientes “necesidades”. Dice el socialista Franquis que “Madrid empobrece, aísla y maltrata a las Islas”, el mismitopolítico que calló cuando el anterior gobierno de su partido prometía y prometía planes especiales de inversión año tras año que eran pura fantasía y propaganda. Y los políticos canarios oscilaban entre la credulidad y el fingir que creían lo que nunca creyeron de verdad. ¡Qué cosas han de defender, por mor de los pactos, los políticos profesionales suficientemente votados para gobernar!