Sumar presionó a Robles para descartar los F-35 por ser de EE.UU. y airearlo
El socio minoritario del Gobierno aprieta al PSOE para aplicar un «plan de desconexión» de ese país
Supondría un doble desenganche ya que el de Israel está en marcha y podría comprometer capacidades de defensa
Malestar en Washington por la filtración española sobre el F-35
Madrid
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Iniciar sesiónSumar presionó en junio a la ministra de Defensa, Margarita Robles, para que diera a conocer que los cazas norteamericanos F-35 quedaban descartados como reemplazo de los Harrier del portaaviones Juan Carlos I como parte de un plan de «desconexión» de Estados Unidos. El ... encargado de hacerlo fue el portavoz del grupo en las comisiones de Defensa y Seguridad Nacional, Txema Guijarro, aprovechando la última comparecencia de Robles en el Congreso antes del verano para dejar claro que la hoja de ruta debe ser priorizar la motivación política –no comprar a Estados Unidos y que los votantes lo sepan– sobre la seguridad y la gestión.
«Estados Unidos ya no es el socio militar fiable. Creo que sería bueno empezar a descartar y hacer público que España no va a comprar F-35. No va a comprar F-35. Las soluciones para tener capacidad aérea embarcada no van a tener que venir de Estados Unidos. Creo que eso está claro y que sería bueno especificarlo, ver si hay algún tipo de solución, si va a haber alternativas o no, pero hay que empezar a explicitar este tipo de cuestiones. Desconexión también de programas de Estados Unidos», apretó Guijarro, tal y como recoge el Diario de Sesiones de la Comisión de Defensa del 30 de junio.
Las diferencias entre el caza multipropósito europeo y la máquina de guerra estadounidense
Carlos MullorEspaña decide descartar la compra del modelo de EE.UU. y apostar por el europeo, pero sus diferencias van más allá de los variables políticas y económicas
A diferencia de lo que sucedió durante el segundo gobierno de Mariano Rajoy, cuando en 2017 no se dio el paso de encargar los F-35 por su elevado precio en un momento en el que España aún mantenía restricciones presupuestarias, las palabras de Guijarro confirman que la motivación de descartar el encargo ahora de manera definitiva es simplemente que su origen es estadounidense. Y que éste es también el motivo para filtrar la noticia –publicada esta semana en El País– a pesar de que difundirla hace más vulnerable a la Armada española porque confirma que carecerá de aviación embarcada al menos durante una década –desde el año 2030 en que se darán de baja los Harrier hasta el 2040 en que se espera que llegue el FCAS–. Tanto Marruecos como Argelia van a incorporar cazas furtivos a sus ejércitos. En el primer caso, el F-35 estadounidense y en el segundo el Su-57 ruso. Por contra, tanto como Canadá como Portugal han puesto en duda la adquisición de los F-35 pero como respuesta a los aranceles impuestos por Donald Trump, no por razones ideológicas. Lo que ha sucedido con estos cazas en España puede ser, por tanto, el inicio de una hoja de ruta que pretende el socio minoritario del Gobierno y que pasa por no comprar a Washington: «El plan de desconexión».
No hay plan B
Guijarro realizó ese planteamiento el pasado 30 de junio y tan solo nueve días después, el 9 de julio, el Almirante General Teodoro Esteban López Calderón, Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), intervenía en un desayuno informativo de Nueva Economía Fórum, en el que un integrante de la Embajada de Francia le preguntó si España podía prescindir del F-35 y si, en este caso, tenía un plan alternativo.
La respuesta del Jemad asumía que España no tendría F-35 y que carecería de tecnología furtiva (stealth). «Alternativas al F-35 hay. Vamos a ver, no del avión en sí. Evidentemente, alternativa de un avión de quinta generación, con una tecnología stealth realmente avanzada, no lo tenemos. Ésa es la realidad», arrancó. «En efecto, tendremos que sobrevivir con la cuarta generación que tenemos y esperar algún día la llegada del FCAS. Lo que pasa es que, claro, el FCAS son muchos años los que tenemos que esperar, pero no quiere decir que nos quedemos sin aviación, sino que no tenemos, digamos, la tecnología stealth que hoy en día, en efecto, está demostrando una utilidad enorme en algunos conflictos que estamos viendo», admitió, confirmando que no existe un plan B y que España perderá esas capacidades al renunciar al F-35.
Defensa aún tiene que encontrar alternativas para dos importantes programas que implican a empresas a Israel
Hay que tener en cuenta, además, que la presión de Sumar para no volver a comprar material militar a Estados Unidos se produce cuando España ya implementa otro complejo plan de desconexión respecto a otra potencia militar: Israel. De hecho, Guijarro se refirió a esta combinación en su comparecencia. «Me gustaría, señora ministra, poder tener algún tipo de información respecto a los planes de desconexión. Entiendo que el plan de industrialización del que usted ha hablado necesariamente viene parejo de un plan de desconexión del que también ha hablado el Ministerio. Hablo de desconexión con respecto a la industria israelí, pero no solo con respecto a la industria israelí, sino también con respecto a la industria norteamericana», insistió.
Esta doble desconexión simultánea de dos industrias militares tan robustas no solo es muy complejo sino que que puede complicar el mantenimiento de las capacidades de defensa, como se ya está viendo con el F-35 y con los programas israelíes a los que el ministerio de Robles ya está buscando sustituto.
Sistema de lanzacohetes
En este último bloque entran el Sistema de Lanzacohetes de Alta Movilidad (SILAM) del que Defensa ha adquirido la propiedad intelectual del diseño pero la licencia del sistema de propulsión se encuentra en manos de la compañía israelí Elbit y está buscándole una sustituta pese a la dificultad que esto entraña y el retraso que puede acarrear para el proyecto. En similar situación se encuentra el misil contracarro Spike LR2 cuya licencia ha expirado y no ha sido prorrogada. Defensa también busca una alternativa para sustituirlo. Todo esto a la vez que el Gobierno intenta acometer de manera acelerada la complejísima tarea de gastar de manera eficiente 10.471 millones de euros antes de que acabe el año, para cumplir la promesa de alcanzar el 2% del PIB realizada a la OTAN.
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