Los recuerdos de Margaret Thatcher

La historia la recuerda como la «Dama de Hierro», con una férrea determinación y una indomable vocación de poder, la primera mujer en ocupar el cargo de primer ministro en el Reino Unido. Pero unos cuatro años después de su renuncia, la baronesa Margaret Thatcher le confesó a Lord Michael Spicer, uno de los pocos políticos amigos que le quedaban, algo sorprendente: «Si volviera a vivir, ni se me ocurriría meterme en política».

En sus memorias, publicadas por el «Sunday Telegraph», Lord Spicer muestra a una Margaret Thatcher mucho más amarga que la olvidadiza figura de años posteriores que interpreta Meryl Streep en la ficción. Odiaba, le contó a Spicer en 1991, pisar la Cámara de los Comunes.

Tres años más tarde, y delante de su marido, Dennis, se arrepentía de haber dedicado su vida a la política por el impacto que «tuvo en mi familia». Pero había otros motivos. Como bien describe el mismo Spicer, la caída de Thatcher tuvo mucho de conspiración shakespeareana.

Según muchos conservadores, luego de la doble victoria en la guerra de las Malvinas en 1982 y en la huelga minera de 1985, Margaret Thatcher se había enamorado demasiado de esa «Dama de Hierro» y ya no escuchaba a nadie. Spicer era uno de sus aliados más leales. Cuando ella dimitió, en noviembre de 1991, el ahora Lord dejó su cartera de Medio Ambiente, pero siguió en la Cámara de los Comunes. La historia probablemente lo recordará como uno de los pocos políticos de confianza de la «Dama de Hierro».