El imparable Obama latino
Muchos sitúan a Marco Rubio como candidato a vicepresidente de EE.UU. Incluso hay quien predice que el senador republicano será el primer hispano que llegará a la Casa Blanca
emili j. blasco
Tiene mucha pegada, se maneja muy bien en inglés y en español, harían bien en ponerlo», opina uno de los camareros de La Lomita, un restaurante mexicano que se encuentra cerca del Capitolio, en la misma Pennsylvania Avenue que une el Congreso y la Casa ... Blanca. Las llanas palabras de ese inmigrante hispano no distan mucho en su significado de las escritas en las intelectuales páginas de «The New Yorker» sobre el senador republicano Marco Rubio : «Habla apasionadamente y argumenta de modo persuasivo. Con solo 40 años, tiene el juvenil glamour de un Kennedy ». Rubio es, como ha dicho su mentor Al Cardenas, exjefe del Partido Republicano en Florida, «el tipo de joven que querrías como hijo». Bien parecido, de buenas maneras, casado con una guapa mujer, con la que tiene cuatro hijos.
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Rubio saltó a la política nacional cuando a finales de 2010 ganó el puesto de senador por Florida. Obtuvo el 48% de los votos y fue uno de los grandes triunfadores de la revolución del Tea Party en esas elecciones legislativas. Aunque nuevo en Washington y muy joven para un escaño en el Senado, Rubio llevaba ya tiempo en la política. En 2000 fue elegido diputado en la Asamblea de Florida, donde llegó a ser jefe del grupo parlamentario republicano y luego «speaker» de la Cámara estatal.
La voz cantante
Una loa al sueño americano fue su estreno en el Senado. « Cada uno de nosotros es descendiente de soñadores y creyentes , de hombres y mujeres que tomaron riesgos e hicieron sacrificios porque querían que sus hijos vivieran mejor que ellos», afirmó este hijo de cubanos que llegaron a Miami con pocos rescursos: el padre hizo de camarero y la madre de doncella de hotel. No pocos han comparado su oratoria con la de Obama, cuando se estrenó como senador por Illinois.
En el Senado, Rubio ha llevado la voz cantante en unos cuantos debates. En general, con bastante olfato político. Retiró su apoyo a la ley antipiratería en internet cuando vio que era impopular y ahora capitanea la defensa de la Iglesia Católica en su enfrentamiento con Obama por la obligación de pagar a sus empleados cobertura médica de anticonceptivos, algo que está poniendo contra las cuerdas al presidente.
En este tiempo, no obstante, ha habido dos momentos que muestran que aún tiene mucho que aprender sobre cómo afrontar el intenso escrutinio al que la prensa estadounidense somete a sus políticos. Después de años presentándose como «hijo de exiliados» , se ha sabido que en realidad sus padres emigraron a Estados Unidos en 1956, dos años y medio antes de que Fidel Castro tomara el poder en Cuba. Rubio ha respondido que cuando sus padres dejaron Cuba fue con la idea de regresar, pero la revolución castrista se lo impidió. La explicación le ha permitido salvar la situación, pero no ha resultado muy convincente.
La otra crisis mal gestionada es su enfrentamiento con Univisión, el principal canal de televisión hispano en EE.UU. La cadena informó que el cuñado de Rubio, casado con su hermana Bárbara, había sido en el pasado detenido y condenado por tráfico de cocaína y marihuana. El senador protestó por la difusión de algo ocurrido cuando él era adolescente, a su juicio con el único fin de afectar a su carrera política. En el pulso con Univisión, Rubio decidió cortar cualquier relación con la cadena, y le secundaron diversos dirigentes republicanos.
Lo que le catapultó a las primeras filas del republicanismo fue un discurso pronunciado en 2010 ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) , la plataforma que reúne a las distintas organizaciones de la derecha del Partido Republicano. Rubio llevaba un tiempo girando hacia posturas conservadoras y «cortejó enérgicamente al Tea Party», dice Arturo Vargas, director ejectivo de National Association for Latino Elected and Appointed Officials. Vargas cita el ejemplo de la política inmigratoria, en la que después de una posición abierta a cierta legalización de los once millones de indocumentados que se calcula que hay en EE.UU., pasó a un completo rechazo.
Pero una vez ganadas las elecciones, «ha vuelto a evolucionar en su narrativa sobre inmigración» , constata Alfonso Aguilar, director ejecutivo de Latino Parnertship for Conservative Principles. «Antes su retórica era contraria a toda amnistía; ahora está diciendo que algo habrá que hacer con los ilegales, y ha propuesto un plan de trabajos temporales para nuevos inmigrantes». Rubio ha advertido que el Partido Republicano no podrá ganar el voto hispano si no dulcifica su lenguaje y posiciones en inmigración. Su discurso sobre la materia durante las primarias de Florida tuvo una gran resonancia.
Las ventajas de colocar a Marco Rubio en el ticket presidencial son obvias , especialmente si el candidato que gana en las primarias es Mitt Romney. «Entusiasma a la base conservadora y del Tea Party; garantizaría la victoria en Florida, plaza crucial; puede ayudar a atraer el voto hispano; no forma parte del establishment». Son las razones que enumera Aguilar, quien considera que de no ganar las elecciones, Rubio podría tranquilamente seguir siendo senador otros dos años e intentar lograr la nominación a presidente en 2016.
Un voto polémico
De esas razones aducidas, la de mayor peso se refiere al voto hispano. Pero no todos los analistas están seguros de su real impacto en el electorado. Para Simon Rosenberg, presidente de NDN, un grupo demócrata que analiza cómo votan los latinos en EE.UU., «a pesar de que Rubio sea hispano, su hoja de servicios no parece muy adecuada para llegar ampliamente a la comunidad de inmigrantes mexicanos que viven en los estados donde está planteada la batalla electoral».
Rosenberg se refiere tanto a la diversidad de origen de los hispanos, entre los cuales los cubanos de Miami son casi un punto y aparte, como a que sociológicamente se encuentran más próximos de las doctrinas demócratas. Además muchos hispanos no entendieron que Rubio votara en contra de que Sonia Sotomayor fuera confirmada para el Tribunal Supremo , convirtiéndose en la primera magistrada hispana de la máxima instancia judicial del país.
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