Rajoy rechaza subir más impuestos aunque avisa: «Nada es para siempre»

La reunión Rajoy-Sarkozy estuvo marcada por la agenda europea, aunque ambos dirigentes también analizaron la situación de España, después de las duras medidas económicas que ha tenido que adoptar el Gobierno del Partido Popular. Por primera vez desde que en el Consejo de Ministros del día 30 de diciembre se vio obligado a subir los impuestos, al detectarse un mayor déficit del esperado, el presidente del Gobierno afirmó que «está convencido» de que esta decisión «no ha gustado a los españoles y tienen razón». Respondía a una de las dos preguntas que pudieron hacer los medios de comunicación en la rueda de prensa convocada después del encuentro. Le interpelaron sobre si pensaba subir los impuestos en los próximos Presupuestos Generales del Estado.

Se explayó en su respuesta y justificó este aumento del IRPF en que «la situación es muy complicada y la alternativa era no hacer nada y no contribuir a resolver los problemas de España». Admitió que le «ha costado tomar la decisión», pero quiso tranquilizar a los ciudadanos afirmando que su Gobierno «ya ha subido suficientemente los impuestos».

El presidente del Gobierno insistió en la temporalidad de esta medida porque «es perfectamente conciliable ir reduciendo el déficit público con no hacer ninguna subida de impuestos más en los próximos meses; ahora, de la misma manera que digo eso, también tengo que decirle que en la vida nada es para siempre». Puso fin a esta polémica decisión interpelando al periodista: «Si me dice ahora, ¿qué es lo que le gustaría hacer a usted? Bajarlos, no lo veo probable en los próximos meses, pero sí lo veo en el futuro». Y zanjó la cuestión. A continuación, negó que durante la campaña electoral ocultara las medidas económicas que luego ha puesto en marcha: «No hay ningún español que no sepa que el Partido Popular tiene como prioridad reducir el déficit público».

Un periodista francés le había preguntado si la única manera de ganar las elecciones era no diciendo la verdad a los ciudadanos, a lo que respondió: «He demostrado que hay otra manera diferente de ganar elecciones, que es diciendo lo que uno piensa y lo que va a hacer».

En relación a la situación económica de España, la negociación de la reforma laboral también fue objeto de comentario del presidente del Gobierno. Recordó que se presentará en el primer trimestre de este año y que todo lo que tiene que proponer su Gobierno está contenido en las 71 enmiendas que presentaron en el Congreso de los Diputados al proyecto del Ejecutivo de Zapatero. Esas iniciativas fueron rechazadas.

Rajoy reclamó a todos los sectores afectados por las reformas que va a poner en marcha que «remen en la misma dirección»

El segundo asunto doméstico, junto a la crisis, abordado por los dos presidentes fue el de ETA. Mariano Rajoy advirtió a la banda terrorista que «el Estado de Derecho no está en suspenso». Lanzaba con ello un aviso a navegantes sobre la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: «Mientras ETA siga existiendo es una organización terrorista». Le volvió a pedir que deje las armas y anuncie su disolución definitiva.

El resto de las cuestiones se refirieron a la situación de la Unión Europea y a la colaboración futura de ambos Gobiernos. Rajoy garantizó que «España va a estar en la Unión Europea en el lugar que le corresponde», aunque cada país tendrá que marcar «su propio camino».

Como un primer gesto a esta colaboración, Rajoy anunció su apoyo a la propuesta de Sarkozy de crear una tasa a las transacciones financieras (tasa Tobin) a nivel europeo, y pidió que se apruebe con «mayor rapidez».

Para el Gobierno, uno de los éxitos de esta reunión ha sido el apoyo del presidente de Francia a que España siga manteniendo un puesto en el Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo. El que ocupa José Manuel González Páramo está vigente hasta el próximo 31 de mayo.