Los islamistas de Al Shabab declaran la guerra a Kenia

«El tiempo para pedir que se detenga la guerra ya ha pasado. La única opción es luchar contra ellos. Kenia fue quien inició la guerra y ahora tiene que afrontar las consecuencias», aseguró el portavoz en un comunicado.

La declaración de intenciones de la milicia se producen tan solo doce días después de que tropas del Ejército de Kenia se adentraran 100 kilómetros en Somalia, como medida de castigo a los últimos secuestros de extranjeros protagonizados en la frontera. Entre ellos, el de dos españolas: la catalana Montserrat Serra Ridao y la madrileña Blanca Thiebaut. Acciones, cuya autoría, sin embargo niega el grupo rebelde.

Culpables o no, la escalada militar y verbal ya cuenta con sus primeras víctimas. El pasado lunes, una persona fallecía y veinte resultaban heridas en dos ataques con granada registrados en la capital de Kenia, Nairobi, en una acción vinculada, según la Policía local, a Al Shabab.

De igual modo, este jueves, el asalto de un vehículo gubernamental en el distrito de Mandera (cerca de la frontera con Somalia) se cobraba la vida de al menos cuatro personas. De momento, se desconoce la identidad de los atacantes.

«Una operación de esta magnitud no se planifica en una semana», reconoce ahora el portavoz del Gobierno de Kenia, Alfred Mutua, para quien los secuestros fueron una «buena plataforma de lanzamiento» para iniciar una ofensiva sobre Somalia.

¿El interés real? Eliminar de raíz a un molesto vecino que amenazaba con contagiar a todo el edificio. Fuera culpable o no de los secuestros.

No en vano, como asegura a ABC el portavoz de la ofensiva militar, el mayor Emmanuel Chirchir, a día de hoy, no se descartaba una invasión de la ciudad somalí de Kismayo, nido de la serpiente islamista. Todo ello, pese a que esta localidad se encuentra a 175 kilómetros de la frontera keniana. «Estamos a la espera de órdenes. Si el comando decide que marchemos sobre Kismayo, así lo haremos», reconoce el portavoz militar.

En el recuerdo, la similar invasión protagonizada por las tropas de Etiopía en 2006. Al menos 10.000 civiles murieron en los enfrentamientos. Sus posos todavía son visibles en Somalia.