Babasónicos, más trasnochados que nocturnos
La banda rockera argentina, que visitó anoche Madrid, se dejó caer en las horteradas de discoteca y un sonido con carencias
javier tahiri
Con sensualidad de garrafón y ritmos bailables de chicle. La actuación que Babasónicos ofreció ayer por la noche en la sala Joy Eslava rayó en lo superficial. En lo prescindible. El grupo argentino abría en Madrid su gira española, y lo hizo recurriendo a algunos ... de sus peores «tics». Sobre el escenario se vio una banda irregular, poco afortunada y con un sonido deficiente .
Una pena para un combo que cuenta con discos notables en su haber. Toda una institución en Argentina y con una trayectoria cercana a los 20 años de antigüedad, Babasónicos aterrizaban en Madrid dentro de una gira europea que les ha llevado a París y que se despedirá en Londres. Sensualidad, experimentación y eclecticismo, son algunas de las características que definen la discografía de una banda que nació dentro del circuito underground para convertirse en uno de los grandes nombres del rock argentino de los últimos años, con estilos como la música electrónica, pop glam o psicodelia. «Jessico» (2001) marcó un punto y aparte en la trayectoria de un grupo que poco a poco ha ido haciendo más accesible y superficial su sonido , aumentando su número de adeptos.
Sin embargo, y a pesar de ser héroes en su país de origen y conseguir el favor de Latinoamérica, la banda liderada por Adrián Dárgelos nunca ha llegado a triunfar del todo en España. La presentación en Madrid de su nuevo disco, «A propósito» (2011) pretendía revertir la situación, en una Joy Eslava llena a rebosar. El grupo se presentó con atuendos multicolores, estética glam y escenario discotequero . El concierto fue irregular, con un repertorio basado en sus trabajos de la última década: pocos guiños a los 90 pues. Una malaa calidad de sonido, ritmos electrónicos que rayaron en lo hortera y letras sonrojantes complicaron el panorama. Un cortosionista Adrián Dárgelos con atuendo pitufado de mallas azules y actitud algo irritante completó el esquema de una noche con demasiados altibajos.
«Flora y Fauno», de su último disco «A propósito» abrió el recital. Sin embargo, «Los calientes» de «Jessico», fue el primer punto alto de una noche que prometía. No fue más que un espejismo. El single «Deshoras» marcó el camino hacia la perdición mientras Dárgelos emulaba a Jagger haciendo su característico gallo que se pavonea, aquí convertido en pollo desplumado. Una «Suturno» con cascadas de voces a lo Daft Punk demostró la dudosa digestión de electrónica del grupo. El cantante de la banda continuó con una discreta (y aplaudida) «Putita», atrapado en una interpretación cuestionable de lo que debe ser un frontman.
«Estoy a punto de prenderme fuego. Pero puedo quemarles...» susurró un descarado Dárgelos al público. La amenaza de ser cremado antes de tener que escuchar una canción más del combo argentino sonaba celestial. Por desgracia, en vez de eso, un Dárgelos con camiseta rajada y mallas vaporosas comenzó a entonar «Microdancing». Hecatombe. La sala se convirtió en un infierno de luces multicolores y arreglos bailables de chicle. «Oh, oh, oh...apretados, microdancing», se desgañitaba el cantante. Definir el momento como kitsch sería un halago para la banda, aunque el público jaleó la peripecia.
La recta final del directo arregló un poco el desaguisado , con «¿Y qué?» y una contundente y pesada «Egocripta». Tras el bis de rigor, la banda volvió con una correcta «Ideas», de su último disco y una inmensa «Sátiro» procedente del notable «Babasónica», eco de sus experimentales trabajos de los noventa. Intensa. Ajustada. Acertadamente caótica. «Sátiro» concentró todos los adjetivos que la banda no pudo acaparar el resto de la noche y despidió al grupo entre aplausos.
A pesar de todo, el respetable se entregó a la causa desde el primer momento. El concierto de ayer en Madrid es bastante representativo del momento actual de Babasónicos. Hace ya bastantes años que se saben sus derroteros, y gran parte de la irregularidad del recital es intrínseca a la de sus últimos trabajos. Sin embargo, el directo no se reveló como la mejor asignatura de una banda que desarrolla todo su potencial en el estudio. Es preferible escucharlos en disco. Y a poder ser sin las mallas azules de Dárgelos de por medio.
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