Un renovado regreso
El Ballet Nacional de Cuba vuelve, esta vez a los teatros del Canal, con una breve temporada de dos semanas y dos obras en cartel: «La Cenicienta» y «El lago de los cisnes»
julio bravo
El Ballet Nacional de Cuba lleva muchos años estrechamente ligado a Madrid. Sus regulares visitas veraniegas al añorado teatro Albéniz eran un refrescante oasis dentro del triste desierto que es el ballet clásico en la capital, y lograron crear un vínculo entre los ... aficionados y la propia compañía, a la que tomaron como propia. Desde hace un tiempo, sin embargo, el conjunto cubano dejó de frecuentar nuestros escenarios; ahora ha regresado, esta vez a los teatros del Canal , con una breve temporada de dos semanas y dos obras en cartel: «La Cenicienta» y «El lago de los cisnes».
«La Cenicienta» es el único ballet que escribió Johann Strauss. Vio la luz a principios del siglo XX y quedó después en los cajones del olvido hasta que, a finales de los años ochenta, el coreógrafo cubano Pedro Consuegra la rescató y la presentó en la Ópera de Marsella; posteriormente, revisó su coreografía para el Ballet Nacional de Cuba, que la estrenó en 1996 con una nueva producción que pudo verse en Madrid ese mismo año y que es la que ahora ha traído de nuevo el conjunto caribeño.
Basada en el cuento de Perrault, este entretenido ballet subraya el carácter infantil del cuento de hadas , con una narración sencilla, desarrollada durante el primer acto, para desembocar, acorde a tradición del gran ballet clásico, en una apoteosis final con un brillante paso a dos.
Viene el Ballet Nacional de Cuba (que luce mucho mejor en la amplitud del escenario del Canal que en las angosturas del Albéniz) muy renovado, con elementos muy jóvenes que precisan todavía de un tiempo para solidificarse y mantener la estructura de una compañía con más de sesenta años de vida. Pero al tiempo con individualidades de fuste, que aseguran el futuro del conjunto y que refuerzan el trabajo que Alicia Alonso y sus colaboradores vienen desarrollando desde hace décadas. Hay que citar a Anette Delgado, más que brillante en su comprometida variación y en la coda del paso a dos; a Dani Hernández, poseedor de una excepcional línea y una elegancia natural; y Osiel Gounod, de notable bravura y presencia.
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