La naviera española espera que los piratas liberen el «Mattheos I» en tres o cuatro días

A diferencia de los piratas somalíes —que piden un rescate para liberar las embarcaciones— los neófitos pero cada vez más activos piratas del golfo de Guinea «suelen liberar los buques tres o cuatro días después de vaciar la carga, no ha habido casos de heridos ni en los que hayan pedido rescate», aseguró Sheena Campbell, la portavoz de la compañía con sede en Madrid.

Así sucedió con el barco griego «Aegean Star» hace dos semanas. Consultores de Navegación S.A. cree que los piratas se han dirigido al sur para desvalijar el barco en el mar aunque su posición es desconocida. La prensa de Togo informó sobre seis o siete piratas armados como los posibles integrantes del grupo secuestrador.

El golfo de Guinea se ha convertido en los últimos meses en una zona caliente de la piratería internacional, con 19 ataques, frente a la ausencia de incidentes en 2010, tal y como subraya Cyrus Mody, del International Maritime Bureau. Buques de guerra de Francia y EE.UU. ya se encuentran en sus aguas para proteger esta ruta clave del petróleo nigeriano.

Precisamente el Plan de la Diplomacia del Ministerio de Defensa destaca la necesidad de prestar una «atención preferente» a los actos de piratería, que experimentan un fuerte auge en el Golfo de Guinea, zona clave para el suministro energético de España. Fuentes militares aseguraron a ABC que España sopesaba enviar, tiempo antes de que se produjera el secuestro del «Mattheos I», una nave a la zona como medida disuasoria. El petrolero no podía contar con vigilantes de seguridad armados al estar bajo pabellón chipriota, país cuya legislación lo impide.

A bordo del «Mattheos I» se encuentran cinco marineros de nacionalidad española, uno de ellos de origen peruano. El resto de la tripulación la forman croatas, filipinos, ucranianos y peruanos, según informó el Departamento de Marina Mercante de Chipre.

Por el momento, sólo se conocen las identidades del primer oficial del buque, Manuel Bilbao —de 37 años, originario de Ferrol y residente en Tenerife— y del jefe de máquinas, Saturnino Galán, de La Coruña. Ana Palencia, esposa de Manuel Bilbao, aseguró que tuvo conocimiento del secuestro la mañana del miércoles: «Se produjo el mismo día en el que cumplieron un año nuestros hijos mellizos», indicó a Efe. Manuel Bilbao lleva diez años trabajando como marino.

El Ministerio de Exteriores ya ha contactado con las autoridades chipriotas y togoleñas y cree que la embarcación podría encontrarse ya en algún punto de la costa. La naviera española aseguró que la Armada española, la de los países aliados y la nigeriana trabajan con el objetivo de hallar un desenlace al secuestro.

La compañía propietaria del barco —que zarpó de Rotterdam el 28 de agosto— pidió prudencia y reconoció que «sólo pueden esperar» aunque por el modus operandi de estos piratas creen que la tripulación «está bien».