Fraga se retira de la política activa

Fraga, nacido en Villalba (Lugo) y quien el próximo 23 de noviembre cumplirá 89 años, ha ido poco a poco reduciendo su actividad política tras sufrir una caída en su domicilio de Madrid que le provocó una lesión en la cadera, por la que fue intervenido quirúrgicamente. A raíz de esta dolencia, la salud del que fuera presidente de la Xunta de Galicia durante más de 15 años se ha resentido, hasta el punto de que no volverá a ocupar su escaño en el Senado en lo que resta de legislatura.

En la actualidad, el político gallego vive en Madrid con una de sus hijas, dedica el tiempo a leer periódicos y libros y salir a diario a pasear en silla de ruedas por las inmediaciones de su domicilio. También sigue «muy de cerca» la actualidad política y ahora está especialmente interesado en la reforma constitucional pactada por el PP y el PSOE y que fue aprobada ayer en el Congreso.

Sin embargo, el senador ha declinado en los últimos meses hacer declaraciones a los medios de comunicación, a pesar del interés mostrado por la prensa como padre de la Constitución, sobre todo en estos momentos de reforma de la Carta Magna.

Fraga, que lleva más de 60 años dedicado a la política, es una figura clave en la historia reciente de España, y no en vano ha tenido un papel decisivo durante la dictadura, la transición y la democracia, en la que ha trabajado de forma decisiva como «padre de la Constitución».

Comenzó su carrera política en 1951 y llegó a ser ministro de Información y Turismo y embajador en el Reino Unido. También fue vicepresidente y ministro de Gobernación con Carlos Arias Navarro como presidente. En 1976 fundó Alianza Popular y colaboró en la redacción de la Carta Magna. Años después, en 1989, refundó AP, que pasó a ser Partido Popular y del que se haría cargo José María Aznar. Desde 1990 hasta 2005 Fraga presidió la Xunta de Galicia. Desde 1990 es presidente honorífico del Partido Popular y desde 2006 senador por designación del Parlamento gallego.

Fraga sigue teniendo peso dentro de su partido y ha defendido posiciones claras en polémicas internas. No ha dudado en mostrar su simpatía por el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en quien ve un líder capaz de captar el voto progresista; ha defendido la reforma del Estatuto de Andalucía, pese a la adjetivación como nacional que contiene para esa comunidad; y ha llegado a abandonar una votación en el Senado para no ir en contra de una de sus ideas autonomistas (la participación autonómica en la designación de los magistrados del Tribunal Constitucional). Además, ha animado a emprender una línea reformista sin renunciar a los valores tradicionales de la derecha española.