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El Greco y el cine

El Greco y el cine

POR ANTONIO Illán Illán y óscar gonzález palencia

El cine, el arte del siglo XX , es una expresión sincrética donde afluyen contribuciones del resto de las artes. Fue en el año 1911 cuando Ricciotto Canudo emitió su Manifiesto de las siete artes, en que queda contenido el cine como expresión artística ... destinada a asumir las tres artes espaciales (arquitectura, escultura y pintura), más las tres artes temporales (poesía, música y danza). Un siglo después, se acepta generalizadamente el postulado de que el cine es deudor de la pintura –y evidentemente nace a partir de la fotografía- en tanto que esta ha contribuido de manera decisiva a conformar la ley que gobierna el séptimo arte: la verosimilitud, la coherencia con respecto a un universo de discurso, la lógica interna de un contexto dado que jamás debe ser vulnerada. Desde el alba del cinematógrafo, se le estimó, no obstante, un código que pretendía, como la propia pintura, la aprehensión de lo fugaz, la conformación de un verdadero registro de la memoria. Los signos y las normas que determinan la pintura como código comunicativo fueron trasplantados al cine con tal grado de fidelidad que el encuadre o composición del plano, la perspectiva y el ángulo, las cuestiones relativas a la bidimensionalidad, el empleo y captación de la luz, y después del color, son elementos básicos de ambos lenguajes. Baste recordar que Louis Lumière recibió el apelativo de último pintor impresionista , y que, en su lícita aspiración por ganar la aceptación de un público más amplio, el cine, aún en los tiempos en que fue catalogado como «teatro de los pobres», fue incorporando al decurso fílmico la reproducción de pinturas que le permitieran trabar cierta complicidad con un espectador más exigente. Este recurso estilístico tuvo también su propia evolución, que partió de los tableau vivant , es decir, dramatizaciones de cuadros famosos, que, desde 1830, se contaron entre los divertimentos de la burguesía y pasaron después al espectáculo de variedades y, de aquí, al cine. Con el transcurso del tiempo, la complejidad y refinamiento del código comunicativo cinematográfico provocaron que las viejas y torpes representaciones originarias devinieran en escenas fílmicas enmarcadas en composiciones pictóricas, que derivarían en giros con un altísimo grado de refinamiento expresivo y de profundidad conceptual en que las composiciones de determinados pintores constituyen auténticos ápices formales, verdaderos momentos álgidos, en el conjunto narrativo de ciertas películas dignas de estar en la historia del arte y de ser consideradas obras maestras.

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