MÚSICA
El amor rebelde
«Carmen» de Bizet, una de las óperas más programadas, llega a Valladolid en versión concierto con el toque de Calixto Bieito y la voz de la protagonista de Magdalena Kozená, acompañada por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y la batuta de Lionel Bringuier
INÉS MOGOLLÓN
El amor es un pájaro rebelde («L’ amour est un oiseau rebelle») canta Carmen, la gitana que trabaja como cigarrera en la Fábrica de Tabacos de Sevilla, cuando le preguntan por la naturaleza del deseo. «El amor es un pájaro rebelde que nadie puede enjaular», ... insiste seductora mientras arroja una incandescente rosa al pecho de Don José. Y así es. Más allá de los estereotipos y del imaginario colectivo, todos sabemos cuánta verdad hay en la filosofía de la caprichosa cigarrera: el deseo no se acomoda a las circunstancias ni reconoce ley alguna. Nunca. Si no alcanzamos a tocarla, su piel nos roba el sueño y Carmen, que lo sabe, contonea su elástica moralidad ante sargentos, gitanos, contrabandistas y toreros. Qué más da ante quién, cómo o cuándo, el deseo es una pulsión incontrolable a la que todos rendimos vasallaje: «Desmayarse, atreverse, estar furioso (…), creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño», escribió el Clásico.
Y junto al amor, la irrenunciable libertad: «Libre he nacido y libre moriré» grita la gitana justo antes de ser asesinada. Nada mejor que tener la propia voluntad como ley, no ser de nadie, ser libre. Libre.
Esta es Carmen, la ópera cómica en cuatro actos que Goerges Bizet ilustró en 1875 tomando como punto de partida la tópica novela de Prosper Mérimée. La partitura de Bizet es, desde el mismo preludio, tan vital, hermosa, y directa como la propia protagonista. El ritmo dramático, la magistral orquestación y un melodismo cautivador que retrata perfectamente el carácter de los personajes han convertido Carmen en una de las óperas más programadas en los coliseos líricos de todo el mundo y también en una de las más grabadas, filmadas y glosadas.
Carmen es una ópera imperecedera y es fácil adivinar la causa, somos humanos, nos gusta sentir, ser apasionados, seducir y que nos seduzcan, dominar voluntades, que diría la gitana.
Pues bien, este es el precioso regalo que la Orquesta sinfónica de Castilla y León ofrece a su público para celebrar el final de su brillante temporada de abono los días 23 y 25 de junio en su sede, el Centro Cultural Miguel Delibes en Valladolid. La ópera se presenta en versión concierto, en formato semiescenificado bajo la dirección escénica del siempre interesante Calixto Bieito. La dirección musical es responsabilidad del joven director titular de la orquesta, Lionel Bringuier. El coro de golfillos que abre el primer acto será interpretado por las voces blancas de la Escolanía de Segovia que prepara y dirige María Luisa Martín. En lo que respecta al elenco he de decir que a primera vista resulta cuando menos prometedor; para empezar, el papel de la temperamental gitana será encarnado por la mezzosoprano checa Magdalena Kozená que, como saben bien los melómanos, ha forjado su prestigio en los circuitos internacionales interpretando magistralmente exigentes repertorios barrocos, desde las cantatas y pasiones de Bach hasta los roles operísticos de Händel, pasando por Rameau, Gluck y cómo no, Mozart. En consecuencia la Kozená se ha convertido en una de las voces líricas favoritas del público y también en una referencia para maestros de la talla de Gardiner, Harnoncourt, Minkowski o Reinhard Goebel. Teniendo en cuenta esta trayectoria, el interés de la Kozená por asumir el papel de Carmen es sorprendente, un volantazo en su carrera que está generando mucha expectación. Desde Venezuela —donde hace menos de un año ofreció esta ópera también en versión concierto dirigida por Simón Rattle— nos llegan referencias de que defiende bien el papel, todo un reto vocal y actoral, que la mezzosoprano está trabajando para pasar su próximamente su prueba de fuego sobre los exigentes escenarios del Festival de Salzburgo precisamente a las órdenes de Rattle.
El interés de Kozená por asumir el papel de Carmen es sorprendente, un volantazo en su carrera que está generando mucha expectación
En segundo lugar destaca el también difícil rol de Don José que queda en manos del tenor Massimo Giordano. La belleza de su voz, su imponente presencia escénica y el profundo conocimiento que tiene del personaje garantiza su trabajo, basado en un exquisito cuidado de la emisión, las dinámicas y en una dicción prácticamente perfecta. La prueba son las críticas extraordinariamente positivas que ha cosechado Giordano interpretando este mismo papel en Berlín y en la Ópera del estado de Viena, en la producción firmada por Zeffirelli. Alexia Voulgaridou será la soprano que asumirá el papel de Micaela. Para terminar, el bajo húngaro Gábor Bretz, cantará el papel del «toreador» Escamillo, el último amante de Carmen, una Carmen que muere ante los ojos del público —apuñalada por los celos de Don José— a las puertas de la Maestranza mientras se escuchan, lejanos, los ecos del triunfo del torero.
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