Coque Malla: «Los músicos de hoy somos como colonos en el viejo oeste»
El ex cantante de Los Ronaldos presenta esta noche, en la madrileña sala Joy Eslava, su disco «Termonuclear»
PABLO MARTÍNEZ PITA
Tras el regreso, en 2007, de Los Ronaldos, Coque Malla volvió a centrarse, y con mucho tino, en su carrera en solitario. “La hora de los gigantes” parecía un nuevo comienzo, una nueva línea que se ha confirmado con “Termonuclear”. En ambos discos ha ganado ... en matices musicales, aunque el último es de corte más intimista. Hoy tiene su gran puesta de largo en la madrileña sala Joy Eslava.
- Las canciones de este álbum parecen cartas, pero, en el fondo, más que dirigidas a una persona, a ti mismo.
-“Termonuclear” tiene mucho de eso, diciéndote a ti mismo cosas que le dices a otro, o al revés.
-A los cuarenta años, ¿la vida sigue sorprendiéndote?
-Absolutamente. La vida no te deja de sorprenderte. Este año y pico del que habla “Termonuclear” ha sido alucinante. Es difícil de explicar lo que he sentido, pero ha sido apasionante. Iba a decir el tópico que es como una segunda adolescencia, pero no, ha sido muchísimo más apasionante. La adolescencia para mí fue una especie de estupidez. Efectivamente, la vida no deja de llevarte hacia donde ella quiere y de sorprenderte.
-¿Cómo fue la grabación de "Termonuclear" en el estudio?
-Muy relajada, y eso que yo en el estudio me suelo poner histérico, no disfruto demasiado; disfruto en el escenario, fundamentalmente. El disco ha sido grabado en cuatro meses, pero no en cuatro meses seguidos, sino en semanas intermitentes. En la primera grabamos la columna vertebral del disco. Nico Nieto al bajo, Ricardo Moreno a la batería y yo con la acústica y la voz. Todos a la vez. Notaba que sabíamos hacia donde íbamos, que no estábamos perdidos. Era fundamental, en este disco, que estuviese vivo. Las canciones requerían de una emoción que fuese vivida al mismo tiempo. Luego los detalles, lo que recubre la canción, los adornos, pueden ser puestos después.
-También haces una reivindicación del formato físico.
-Igual soy un antiguo, y ya no tienen tanta importancia, pero creo que sí. Creo que un disco es la portada, el olor del libreto, que leas las letras en un papel bonito... Es una putada que se pierda esa mística. O no, igual se transforma en otra cosa nueva interesante, pero creo que es importante tocar el objeto, la tipografía, el color, y en este disco, que además está grabado en analógico, tiene una textura que necesita también del formato físico.
-¿Este tipo de canciones hará cambiar la línea de los directos?
-Estamos encontrando la armonía entre esa parte mía más espectacular, y la más emocional o rockera. Desde luego no es un concierto intimista, sosegado, porque no es un disco así, es un disco con muchísima intensidad y fuerza, lo que pasa es que la fuerza no solo se transmite con rock and roll acelerado. También Van a ser conciertos muy fuertes.
-Has vivido diferentes etapas en tu carrera. ¿Cómo te enfrentas al nuevo panorama?
-No sé, es muy incierto. Nadie sabe hacia donde vamos, estamos todo el rato como improvisando maneras de hacerle llegar a la gente la música. A mí me parece divertido, apasionante, porque se ha caído a pedazos una manera de entender la industria, y estamos inventándonos cosas. Es incierto, y un poco angustiante, porque a veces lo que inventas no funciona. Pero también es interesante, es como conquistar terreno nuevo. Somos colonos y estamos flipando, como en el viejo oeste. De repente te atacan los indios y no sabes qué hacer, pero eso nos convierte en privilegiados, por estar viviendo un momento así. A lo mejor dentro de veinte años hemos encontrado un sistema y estamos acomodados, y ya tenemos los canales para llegar al público, y está todo controlado otra vez. Entonces yo me siento afortunado de estar en medio de este mogollón incierto y caótico que tiene muchas desventajas, pero también mucho de aventura.
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