Gala, la musa en excedencia
Ve la luz un diario inédito de la mujer de Dalí, descubierto en el castillo de Púbol en 2005, en el que reivindica su propia personalidad creativa
DAVID MORÁN
El misterio y la omnipresente y alargada sombra de Salvador Dalí envolvieron con varias capas la vida y sobre todo la figura de Elena Ivanova Diakonova, más conocida como Gala, pero la compañera y musa del genio surrealista tenía un as guardado en la manga; ... una carta ganadora que aparece ahora, justo cuando están a punto de cumplirse los treinta años de su muerte, en forma de inédito y revelador diario. «Conocíamos a la musa inspiradora que permanecía siempre en un segundo plano, pero aquí descubrimos una pulsión literaria propia», subraya la directora del Centro de Estudios Dalinianos Fundación Gala-Salvador Dalí, Montse Aguer, durante la presentación de «La vida secreta» (Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores), cuaderno inédito con el que Gala se destapa como narradora y arroja luz sobre aspectos pocos conocidos de su vida como su infancia en Moscú.
«Existe una estrategia de camuflaje: Gala nos ha dado una imagen que no es real», señala Aguer, para quien este nuevo hallazgo permite conocer a una «mujer atormentada, pasional y vulnerable» que volvió a releer y corregir hasta en tres ocasiones esta suerte de autobiografía selecta para dejar bien clara su vocación literaria. «Es un diario escrito con la intención de ser leído algún día», confirma Aguer.
De hecho, el descubrimiento de este cuaderno de 104 páginas en el castillo de Púbol en 2005 abre nuevas incógnitas, ya que se apunta la posibilidad de una obra narrativa aún más amplia. «Aún no escribo mi novela ni el diario, pero quizá en la casa nueva», le escribe Gala a Dalí en una de las postales remitidas desde Italia, alimentando así el debate de si realmente podría existir una novela escrita por Gala. Desde la Fundación Gala-Salvador Dalí, sin embargo, aseguran no tener noticia de otros escritos más allá de algunas cartas en ruso y alguna página de este diario que se habría perdido o traspapelado.
La tragedia de vivir
Aún así, tanto o más más importante que esa vocación literaria, apunta Aguer, es la imagen que «La vida secreta» proyecta de Gala; una imagen que aparca su condición de musa y complemento de Paul Éluard y Salvador Dalí y la presenta «desvinculada de todos los hombres que pasaron por su vida» y reflexionando sobre el tiempo, la muerte y el sentido trágico de la vida. «Es el dolor de lo incomparable, es el dolor de la división, la desesperación del paso del tiempo, la conciencia amarga de la imposibilidad de fijar la instantaneidad suprema», escribe Gala en una obra escrita supuestamente en la década los cincuenta y que arranca cuando la recién descubierta escritora contaba con siete años de edad. «Yo tenía siete años. Mi hermano mayor, once; y el pequeño, cinco. Vivíamos en Moscú, en un barrio apartado, en las afueras de la ciudad, cerca del parque zoológico. El piso de mi familia era bastante pequeño, me parece; sobre todo recuerdo el comedor...», anota a modo de introducción de un texto que atraviesa su infancia y de ahí brinca a los años cuarenta y al periodo americano que compartió con Dalí.
Es en este último apartado en el que Gala habla abiertamente de A., un amante que le sirve como excusa para interrogarse sobre el amor. «Lo más esencial para mí es el amor. Es el eje de mi vitalidad y de mi cerebro, el resorte que me lanza hacia adelante con elasticidad y agilidad», escribe poco antes de dar por acabado un texto que, tal y como apunta Joan Tarrida, director de Galaxia Gutenberg, «no estaba terminado». «No era un texto listo para imprimir», añade Tarrida. El diario se completa con sendos textos de Ignacio Vidal-Folch, traductor del diario, y Estrella de Diego, una de las grandes estudiosas de la figura de Gala Dalí.
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