Sellada la fuga radiactiva de Fukushima, hay riesgo de explosión en los reactores
Continúan los trabajos para devolver la electricidad a la siniestrada central nuclear, pero la temperatura aumenta en los reactores, elevando el riesgo de más escapes
PABLO M. DÍEZ
Los héroes de Fukushima 1 han ganado una batalla, pero no la guerra contra la radiación en la siniestrada central nuclear. Después de tres días, consiguieron detener la fuga que venía vertiendo agua altamente radiactiva al mar. Tras dos intentos fallidos en los que utilizaron ... cemento y hasta serrín con periódicos, los operarios lograron sellar la grieta de 20 centímetros por la que manaba un chorro de agua contaminada por la radiación del reactor número 2.
“No podemos relajarnos sólo porque el escape haya parado” , se apresuró a calmar los ánimos el portavoz del Gobierno nipón, Yukio Edano, quien indicó que “estamos comprobando si la fuga ha sido controlada totalmente o si hay más grietas”.
Todo Japón, y buena parte del mundo, rezan para que no sea así. La contaminación en el Océano Pacífico ha alarmado a otros países vecinos, como China y Corea del Sur, y ha hecho cundir el miedo a que la radiactividad afecte al delicioso “sushi”, el plato estrella de la exquisita cocina nipona. Para tranquilizar a la población, las autoridades anunciaron que la radiactividad en el mar, a 330 metros de la planta atómica, donde días atrás llegó a ser 4.000 veces superior a los límites permitidos, había bajado considerablemente, pero seguía rebasando el tope en 280 ocasiones.
Ahora que la fuga radiactiva parece contenida, el problema es que en el reactor 1 ha vuelto a aumentar la temperatura y, por consiguiente, la posibilidad de que haya más escapes e incluso nuevas explosiones de hidrógeno como las que dejaron a la central en ruinas días después de que el tsunami la inundara el pasado 11 de marzo. Para impedirlo, los trabajadores de la central inyectaron nitrógeno con el fin de que no haya más estallidos que liberen aún más partículas tóxicas a la atmósfera.
Devolver la electricidad, principal objetivo
Pero el principal objetivo sigue siendo devolver la electricidad a la central de Fukushima para poner en marcha sus salas de mandos y conectar de nuevo los sistemas de refrigeración de los reactores. Como algunos de sus núcleos se han calentado hasta fundirse parcialmente, los bomberos y equipos de emergencia están lanzando cada día con sus mangueras y cañones miles de litros de agua que, al final, se contamina por la radiación debido a las fugas en los reactores 2 y 3.
Con unos niveles de radiactividad muy peligrosos para la salud humana, 60 millones de litros se han acumulado en los túneles y galerías subterráneas de Fukushima. Para almacenarla en algún sitio, la empresa que gestiona la planta, Tokyo Electric Power (Tepco), se ha visto obligada a arrojar al Océano Pacífico los 11,5 millones de litros de agua radiactiva de más bajo nivel que contenían los depósitos de la central. Cuando estén vacíos, allí se bombeará el agua con altas concentraciones de isótopos de yodo y cesio. Pero, como dichos contenedores no serán suficientes, Tepco traerá la próxima semana un tanque flotante o un petrolero para almacenar el agua radiactiva. Después, la cuestión será qué hacer con ella y adónde llevarla.
Si se pusieran en marcha los sistemas eléctricos de refrigeración de los reactores, el agua que los enfría volvería a circular y no haría falta seguir regando la central ni luego evacuar el líquido contaminado por la radiación. Pero el circuito de refrigeración podría haber quedado inutilizado por el terremoto, el tsunami y las toneladas de agua que le han caído encima.
Según el periódico japonés “Senkai”, el Gobierno y Tepco se están planteando fabricar un nuevo sistema eléctrico de refrigeración para los tres reactores más dañados y hacerlo funcionar desde fuera de la planta. Por su parte, la agencia de noticias Kyodo informó de que las autoridades también barajan cubrir los reactores para atajar las fugas radiactivas. Sellada la grieta del reactor 2, estas serán las nuevas batallas en la larga guerra de Fukushima.
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