Berlusconi: «La investigación judicial es absurda, digna de la Alemania comunista»

Tras confesar que «yo peco», «Il Cavaliere» denuncia el «golpe blanco moral» de los fiscales que quieren, según él, «un escándalo internacional». El primer ministro plantea que existe un «complot judicial» en su contra y afirma que el juicio verdadero para él debe venir «del pueblo y del parlamento, juez último». El líder de la oposición, Bersani, considera «subversivas» las declaraciones del primer ministro.

Silvio Berlusconi ha tenido que dar marcha atrás en el último momento en su pretensión de aprobar un decreto ley sobre escuchas telefónicas. Tras la decisión de la Fiscalía de Milán de pedir su procesamiento inmediato por los presuntos delitos de prostitución de menores y cohecho, el primer ministro se lanzó furioso a una contraofensiva contra los fiscales. Como primera medida, Silvio Berlusconi tenía previsto acudir ayer al Palacio del Quirinal para presionar al presidente de la República y obtener su visto bueno a un decreto ley sobre interceptaciones telefónicas, para bloquear así la publicación de la investigación sobre el caso Ruby «robacorazones» y otros escándalos que afectan al primer ministro.

Tal medida hubiera supuesto una especie de mordaza para los medios informativos y en particular para los fiscales de Milán y de Roma, definidos por Berlusconi como «una vanguardia política revolucionaria». Pero el presidente de Giorgio Napolitano rechazó el tentativo y Silvio Berlusconi tuvo que renunciar al encuentro con el Jefe del Estado.

Mientras la oposición clama que en cualquier otro país un primer ministro enviado a juicio por presuntos delitos de cohecho y prostitución de menores hubiera dimitido a las pocas horas, en Italia para salvar a «Il Cavaliere» se mueven al unísono su partido el PDL, sus abogados y ministros.

El de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, adelanta la hipótesis de recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo por considerar que con la investigación de la Fiscalía de Milán se ha violado la privacidad de Silvio Berlusconi en el escándalo Ruby. Este es el nuevo golpe de efecto del Gobierno, después del naufragio sufrido con el decreto ley sobre escuchas y la sorprendente amenaza lanzada por «Il Cavaliere» de «querellarse contra Estado» por la actuación de «la magistratura subversiva».

A pesar de los desesperados intentos de Berlusconi por preservar su privacidad, diversos periódicos siguen publicando noticias que comprometen su imagen. «Il Corriere della Sera» y otros medios informaban ayer que la actriz Sara Tommasi, 29 años, protagonista de una investigación de la Fiscalía de Nápoles sobre droga, prostitución y euros falsos, viajó en junio pasado en el avión del primer ministro en un viaje oficial a Sofía.

Sara Tommasi asistió a varios festines en las residencias de Berlusconi, y la rabia ante promesas incumplidas la llevó a enviar a «Il Cavaliere» mensajes muy críticos y amenazantes, según filtraciones de la investigación de la Fiscalía. M ás crítica aún se muestra Virginia Sanjust, ex presentadora en la RAI, amante de Berlusconi entre 2003 y 2006. Hija y nieta de actores, mujer de un agente de los servicios secretos, Virginia Sanjust vive hoy en una comunidad en Roma y culpa a Berlusconi de haber perdido marido e hijo, en una entrevista al periódico «Il Fatto».