Turquía suaviza la ley antiterrorista

La ley antiterrorista es uno de los puntos negros de la justicia turca, lo que le ha valido a Turquía la condena expresa del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y de Unicef, entre otros organismos. Esta ley equipara las muestras de apoyo al PKK —la guerrilla kurda, considerada un grupo terrorista por Ankara, los EE.UU. y la Unión Europea— con la militancia en el grupo armado, una medida muy criticada por los grupos defensores de derechos humanos. Pero además, hasta ayer, las penas se aplicaban indistintamente a niños y adultos.

La normativa europea

Entre 2003 y 2005, las leyes de infancia en Turquía se suavizaron para adaptarse a la normativa europea. Pero en 2006 fue establecida la actual normativa antiterrorista, como reacción a una oleada de disturbios de signo nacionalista en las regiones kurdas del sureste del país. Hasta ahora, la ley permitía encarcelar a niños que participasen en manifestaciones pro-PKK bajo penas de un mínimo de cuatro años.

Estos niños son, en muchos casos, hijos de los refugiados de la ofensiva contraterrorista de los años noventa, en la que unas tres mil aldeas fueron arrasadas por el ejército turco. Los desplazados malviven todavía en barrios de chabolas, los llamados «varosh», a las afueras de las grandes ciudades del sureste.

«Son chavales inadaptados, que no están acostumbrados al medio urbano ni al rural, y crecen con un sentimiento de crítica contra el estado», explica el letrado Eshat Aktash, vicepresidente del Colegio de Abogados de Diyarbakir. «Cuando hay manifestaciones o celebraciones

kurdas, como el “Newroz” (el Año Nuevo kurdo), los niños participan activamente en ellas, y se les condena por eso», nos cuenta.

De acuerdo con la reforma, más de 3.000 casos que estaban siendo juzgados serán automáticamente desestimados, y se excarcelará a dos centenares de niños que ahora mismo cumplen penas de prisión por hechos de este tipo. Los nuevos infractores serán condenados a la mitad de años que hasta ahora, y ya no se considerarán «terroristas» o «miembros de la organización» a aquellos menores que participen en actos de protesta o propaganda pro-PKK. Tampoco se encarcelará a los niños condenados a penas de menos de dos años, ni se juzgará a menores de 18 años en altos tribunales penales.

No obstante, no habrá cambios para aquellos que porten armas o cócteles molotov, ni para los reincidentes, lo cual hace dudar a algunos críticos de la amplitud de la reforma. «El problema es que a menudo la policía fabrica pruebas contra niños kurdos, y casi siempre la acusación es de conspirar para arrojar un cóctel molotov, lo que les deja fuera de los beneficios de la reforma», asegura a ABC Gülizar Tuncer, una abogada kurda que lleva dos décadas defendiendo casos de derechos humanos con la organización IHD.

Engaños

«A los niños se les amenaza o se les engaña para que firmen el papel que les ponen delante, incriminándoles. Les dicen: “Si firmas esto diciendo que lo sientes, estarás libre”, y los críos firman, claro, sólo tienen quince o dieciséis años, no tienen idea de nada», afirma Tuncer. «A veces la policía sí les deja libres, pero si incriminan a otro niño. Entonces, los críos se convierten en testigos, y la policía arresta al otro chaval», sostiene. «Lo que hay que conseguir es que los niños no sean juzgados en ningún caso según la ley antiterrorista, sino bajo leyes específicas y en tribunales de menores», concluye.

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