Un compromiso tardío
El Principado de Mónaco únicamente ha anunciado el compromiso matrimonial del Príncipe Alberto, pero de boda no se ha dicho nada

Hasta el momento, lo único que ha anunciado el Principado de Mónaco es el compromiso matrimonial del Príncipe Alberto con la campeona de natación sudafricana Charlene Wittstock, veinte años más joven que él y con la que se le relaciona desde hace cuatro años. Un compromiso un tanto tardío para un Príncipe Heredero que ya tiene 52 años y una de cuyas principales misiones es asegurar la continuidad de la Dinastía Grimaldi, aunque de ello ya se habían ocupado sus hermanas, las Princesas Carolina y Estefanía.
De boda no se dicho nada. Es decir, que Charlene se ha convertido en la prometida oficial del Heredero del Principado, y no sabemos durante cuánto tiempo se prolongará esta situación.
En cualquier caso, el anuncio realizado esta mañana supone un paso más para reafirmar la continuidad de la Dinastía, de la que depende la supervivencia de Mónaco como Principado independiente. Si un día la Familia Real llegara a extinguirse, Mónaco se integraría de forma automática en Francia y, con el Principado, desaparecerían también las ventajas que ofrece este pequeño país y que, sin llegar a ser un paraíso fiscal, según la OCDE, sigue resultando muy atractivo para sus ciudadanos.
El deseo compartido de monegascos y Familia Real de mantener el Principado, casi a cualquier precio, explica la alta tolerancia de los ciudadanos con el comportamiento poco ejemplar de la Familia Grimaldi. Tanto el Príncipe Alberto como las Princesas Carolina y Estefanía, los tres hijos del Príncipe Rainiero y Gracia de Mónaco, han protagonizado a lo largo de su juventud varias polémicas por su inestabilidad emocional y sus numerosos romances. Fruto de sus relaciones esporádicas, el Príncipe Alberto tiene dos hijos: Alexandre Eric Stéphane, nacido el 24 de agosto de 2003 en París, y Jazmin Grace Rotolo, nacida en 1992. Ninguno de los dos tiene derechos sucesorios, ya que nacieron fuera de un matrimonio católico, como exige la ley del Principado.
Hoy por hoy, la sucesora del Príncipe Alberto es su hermana Carolina, seguida de sus hijos. No obstante, el anuncio del compromiso matrimonial tiene que ser interpretado como el deseo del Príncipe Alberto, empujado quizá por las presiones, de asentar la cabeza y ceñirse a la vida convencional que se espera de un Heredero, una de cuyas principales misiones es garantizar la continuidad de la Dinastía mediante el matrimonio, primero, y el nacimiento de los hijos, después.
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