«El asesinato en Rusia se ha convertido en norma»

-Usted estuvo con Estemírova en Chechenia el 13 y 14 de julio, ¿Qué hicieron durante aquellos días?

-Fuimos a la Fiscalía y al Ministerio del Interior para constatar y después quejarnos de que la gente no denuncia ya las atrocidades por miedo a represalias.

-¿Qué pasó después?

-El día 14, yo partí hacia la vecina Ingushetia y ella, a petición mía, me telefoneó para decirme que llegó bien a su domicilio de Grozni. Al día siguiente supimos de su asesinato.

-¿Cómo se enteraron?

-Perdimos el contacto con ella. Tenía que haberse reunido con su hija y no lo hizo. Así que fuimos a su casa y una vecina nos dijo que se la habían llevado esposada por la mañana temprano. La chica que nos lo dijo, cuando ya eran las tres de la tarde, no había avisado a las autoridades, lo que ilustra la atmósfera de terror en la que viven los chechenos bajo la dictadura de Ramzán Kadírov. Poco después, se encontró su cuerpo sin vida en una carretera de Ingushetia.

-Memorial, concretamente su presidente Oleg Orlov, es ahora objeto de una querella por parte de Kadírov por acusarle del asesinato de Estemírova.

-Sí, y no pudo ser de otra manera, ¿Cómo se explica que quienes la secuestraron pudieran llegar con ella hasta Ingushetia pasando a través de numerosos puestos de control del Ejército y la Policía? Además, el día 10 de julio, recibió amenazas directas de hombres del presidente checheno.

-¿Por qué la mataron precisamente ahora, cuando llevaba ya tiempo dedicada a denunciar los abusos de las fuerzas de seguridad?

-La gota que colmó el vaso para Kadírov fue una entrevista que Estemírova concedió a un medio local contando cómo, el 7 de julio, fue fusilado en público en el poblado de Ajkinchú-Borzói, sin juicio previo, un hombre al que antes habían torturado. En tales casos, se les cambia de ropa, se les pone armas y se dice que eran guerrilleros. Debimos sacarla de Chechenia inmediatamente.

-¿Mantiene Memorial a alguien todavía en Chechenia?

-Sí, pero de incógnito para evitar nuevas represalias.

-Las muertes también se producen en otras partes del país.

-El asesinato en Rusia se ha convertido en norma para dirimir cualquier conflicto. Nos matan a los defensores de los derechos humanos, a periodistas, abogados, a todo aquel que, según la opinión de determinados grupos dentro del poder, es un indeseable. Pero esta situación en Rusia ya no sorprende a nadie ni causa espanto.

-¿Quién pudo matar a Anna Politkóvskaya, Kadírov?

-Mire no lo sé. Esa es la gran pregunta. Puede que Kadírov, pero no estamos seguros.

-Agentes de Policía se han visto envueltos recientemente en asesinatos e incluso violaciones de chicas jóvenes detenidas sin razón alguna, ¿por qué la Justicia no actúa de una forma más contundente?

-Los jueces suelen saber muy bien en qué dirección sopla el viento y no quieren perder su puesto. Salvo raras excepciones, no actúan contra quienes tienen las espaldas cubiertas para no complicarse la vida. Ni siquiera hace falta, como antes, que alguien les llame por teléfono para indicarles las sentencias que deben dictar.

-¿Pero esto es de doble dirección, igual que sirven para exculpar a los delincuentes sirven para inculpar a los inocentes, si alguien de arriba así lo exige?

-En efecto.

-Qué futuro le espera a Mijaíl Jodorkovski, pasar el resto de su vida en la cárcel?

-No lo sé, pero a Putin se le retuerce el estómago cada vez que escucha nombrar a Jodorkovski. Con él nos reunimos cuatro veces y pude comprobarlo. Putin no soporta el no haber logrado poner a Jodorkovski de rodillas. Y eso rompe la concepción que tiene del universo.

-¿Pero el caos que hay en Rusia en las esferas policial y judicial, alentado desde el propio poder, no contradice los intereses del Estado?

-Por supuesto. Si alguien quisiera reventar Rusia desde dentro haría precisamente lo que están haciendo hoy sus dirigentes. Los intereses corporativos y de clan prevalecen sobre los del Estado. Han construido la llamada vertical del poder en ausencia absoluta de democracia y ahora todo el entramado del Estado se tambalea y amenaza con derrumbarse. Un país tan grande como el nuestro no se puede dirigir con una dictadura, por muy férrea que sea, y más si se asienta sobre elementos criminales.

- ¿Rusia está amenazada de desintegración?

-Sí, por que perdió la oportunidad en los años 90 de convertirse en un Estado federal.

-Se acusa al poder de emplear las bandas ultranacionalistas contra la oposición.

-Sí, los utilizan como contrapeso al movimiento democrático, los entrenan en cuarteles de la Policía mientras a nosotros nos echan encima la Justicia y nos expulsan de nuestros locales. Todo para que gastemos nuestra energía en defendernos a nosotros mismos y no nos quede tiempo para hurgar en otros asuntos.

-Entre esos grupo ultras están “Nashi” ("Los nuestros"), amparados por el Kremlin.

Sí, son un proyecto del consejero presidencial Vladislav Surkov. Los utilizan para luchar contra los que el poder considera indeseables. Es un movimiento que, el día en que a sus miembros les dejen de dar aprobados sin estudiar, se desmoronará como una castillo de naipes.

-Usted es miembro desde 2004 del Consejo para el Desarrollo de la Sociedad Civil y los Derechos Humanos y el lunes fueron recibidos por el presidente Dmitri Medvédev, ¿qué temas le plantearon?

-Fundamentalmente, el aumento de los asesinatos y la arbitrariedad de los órganos de Justicia y Orden Público, el problema de la corrupción y la falta de democracia.

-¿Vieron buena disposición de su parte?

-Procuramos no perder la esperanza, pese a que ahora mismo no tenemos demasiados motivos para ser optimistas.