La «jefatura» de Cruyff, indiscutible

El Barcelona bahía empezado muy mal el campeonato, provocando un «descontento general porque con tales muestras de no rendimiento del equipo se piensa que no podrá ser campeón». Sin embargo, el club catalán aceleró y consiguió el fichaje de Cruyff, y, «como si además de buen jugador fuera una varita mágica, el Barcelona empieza la Liga en la séptima jornada y sus éxitos se suceden».

El Barça llegó al derbi con nueve puntos sobre el Real Madrid, sin haber pedido un encuentro desde cuatro meses atrás, como máximo goleador y equipo menos goleado. Y el artífice de aquella transformación tenía un nombre: Johan Cruyff.

Pero había un factor a tener en cuenta para que los blancos, que no atravesaban un buen momento, pudieran dar la campana: «La vuelta de Netzer» . El delantero alemán, ganador del Mundial del 74 y la Eurocopa del 72, podía ser, contaba ABC, «un resorte de juego, al menos para la acción de medio campo, donde el Madrid restara al Barcelona gran parte de uso de la pelota».

Sin embargo, «la jefatura de Cruyff» fue indiscutible, dirigiendo de principio a fin a un Barcelona «admirable de finura y practicidad» que se exhibió ante el Madrid . Y así fueron cayendo los goles, hasta cinco y en el propio Bernabeu, para vergüenza de los blancos: primero Asensi , después el holandés, luego otra vez Asensi, más tarde Juan Carlos a pase de Cruyff y, por ultimo, el increíble peruano Sotil , también a pase del holandés, considerado por actuaciones como aquella, uno de los cuatro mejores jugadores de la historia.

«Pudimos ver –comentaba el redactor de ABC–, además de escuchar el espléndido concierto de la orquesta azulgrana en el escenario del Bernabeu, una de las versiones más bellas y elegantes dadas por el Barcelona a lo largo de su fabulosa historia».

Un Barça al que, a la vista de los hechos, ya se le daba como futuro campeón. No parecía haber ningún equipo capaz de frenar a este renovado y renacido equipo , «que ve el gol bajo la maestra batuta de Johan Cruyff».

Aunque no se lleno el Camp Nou, acudieron a aquel histórico partido 80.000 espectadores, pero la gran mayoría estuvo pendiente de él a través de Televisión Española: «Ya se sabe que hay mucha gente que si lo puede ver por la pequeña pantalla gratis, en zapatillas y con un whisky o con un tintorro se queda en casa», advertía el periodista.