«Es el gasto... estúpido»
El Gobierno se ha metido en un confuso y decepcionante debate fiscal sin proyecto entre las manos. No hay guión, sólo enredo. El argumento central es que hay que subir los impuestos, y como ese es un mensaje impopular, que no se lleva, se disfraza ... con la copla de la solidaridad con los parados y del pago de las vacunas contra la gripe, que son gasto no previsto. No estamos ante una reforma fiscal, ni de alta ni de baja intensidad. Solo ante una derrama extraordinaria, forzosa, de esas que luego se convierten en ordinaria. El impuesto sobre el patrimonio fue una figura extraordinaria que duró 34 años.
El problema de fondo es que el Gobierno optó hace dos años por combatir una crisis económica, que no aceptaba, con gasto público en forma de subsidios personales, de cheques. Era una opción razonable, que han practicado con resultados desiguales otros países. Pero que requiere explicaciones, plazos, detalles, coherencia. Nada de eso se ha dado.
La política económica de Zapatero es confusa, intuitiva, ocurrente, especialmente en materia fiscal. El eje central es gastar, repartir, con la esperanza de que se reactivará el consumo y, luego, los ingresos fiscales. Algo así como creer en la providencia. Pero no ocurre y tras más gasto no llegan más ingresos, de manera que el desequilibrio se ensancha hasta lo insoportable. Este año el déficit fiscal español será el mayor del mundo en porcentaje sobre PIB, tanto o más que los Estados Unidos, que juegan en otra división.
El presidente Zapatero no ha intentado el más mínimo esfuerzo de ahorro de gastos, ni siquiera para disimular. Y sin ejemplo público de austeridad efectiva no se puede predicar para los demás, aunque familias y empresas ajustan por virtud y por necesidad.
Zapatero debería entender que la clave en el gasto, que razonando desde el gasto posible-recomendable-necesario se puede construir el edificio del ingreso deseable. «Es el gasto... estúpido».
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