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Escuela sin Crucifijo

EL ministro de Justicia anuncia la intención del Gobierno de retirar los símbolos religiosos de la escuelas públicas en el marco de un «claro deslinde» entre el fenómeno religioso y la laicidad del Estado. Francisco Caamaño pasa por ser un político moderado y dialogante. Llegó ... al Ministerio con el encargo de reconstruir los puentes en las relaciones entre el Ejecutivo y los jueces, que su predecesor había hecho pedazos. Sin embargo, nadie es capaz de sustraerse a la ola de dogmatismo ideológico que Rodríguez Zapatero ha puesto en marcha para ocultar su fracaso ante la crisis económica. En la órbita de su jefa política, la vicepresidenta Fernández de la Vega, el titular de Justicia insiste en el objetivo de una reforma -inoportuna e innecesaria- de la Ley de Libertad Religiosa. En ese contexto, plantea la supresión del Crucifijo en la escuela, siempre con un tono de aparente objetividad y con la peculiar excepción de los bienes de carácter histórico-artístico, los cuales -concede generosamente- «no podrán destruirse». La opinión pública recibe con perplejidad esta expansión veraniega del ministro competente para las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Además de la absurda referencia a los bienes culturales, que no abundan precisamente en las escuelas públicas o privadas, los ejemplos que se le ocurren para limitar la libertad de conciencia (entre ellos, ir desnudo al colegio) reflejan esa improvisación plagada de ocurrencias que resulta ser la seña de identidad del Gobierno.

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