Resultados escocia
Los primeros resultados oficiales sitúan al «no» en cabeza en Escocia
Las primeras cifras del escrutinio dan la ventaja al «no» a la independencia, el mismo resultado que un sondeo al cierre de las urnas
LUIS VENTOSO
Los británicos se despertaron ayer con sus mejores periódicos envueltos en portadas patrióticas tamaño sábana y pasaron el día entre un mar de dudas, con el futuro de una venturosa Unión de 307 años bailando en el filo de la navaja. Pero cuando no había ... pasado ni una hora del cierre de los colegios, un sondeo de YouGov aseguró que el «no» a la independencia de Escocia había ganado la votación, con un 54% de los votos frente a un 46% del «sí» al nuevo Estado. El sondeo se llevó a cabo en la propia jornada del referéndum, con panelistas a los que la compañía demoscópica ya había preguntado previamente. «Estos datos indican ciertamente que la Unión ha prevalecido, y con una mayoría más cómoda que hace diez días», explicó Laurence Janta-Lipinski, responsable de la firma. YouGov, cuyos sondeos suele publicar «The Times», dio un vuelco a la campaña cuando hace diez días anunció que el «sí» se ponía por delante, lo que provocó la mayor caída de la libra en diez meses e hizo sonar todas las alarmas. Los primeros recuentos oficiales, en distritos minoritarios, daban también la victoria al «no» con porcentajes idénticos a la encuesta, como en el caso del distrito de Clackmannanshire o superiores, como en las Islas Orcadas. Tan solo el distrito de Inverclyde se separaba de esta tendencia, al triunfar el "no" a la independencia por solo dos décimas.
La libra se revalorizó ayer un 0,5% frente al dólar y estableció su mayor subida en dos años respecto al euro. De los doce valores escoceses del FTSE, el índice de la bolsa de Londres, 11 subieron.
El mensaje de los mercados era claro: una victoria de la razón sobre el corazón, triunfo del sentido común del «no». De todas maneras, los corredores de divisas no han dormido esta noche, preparados para vender o comprar libras al calor de los primeros resultados en Escocia . Tampoco habrá pegado mucho ojo el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, que ha reconocido que existen planes de emergencia ante un «sí». O el ministro de Hacienda, George Osborne, que ha renunciado a asistir a la cumbre del G-8 y permanece de guardia por si debe reaccionar.
La demoscopia concordaba con los pálpitos del bolsillo. Ayer tarde, antes del sondeo de YouGov que daba la victoria al «no» por ocho puntos, se hizo pública una última encuesta, del «Evening Standard», que otorgaba seis puntos de ventaja a los unionistas, 53% contra 47%. Las cinco últimas encuestas conocidas concordaron en que se impondría el «no» a la única pregunta del día: «¿Debería Escocia ser un Estado independiente?». Pero hay que poner en cuarentena todo estudio. Todavía ayer, en las colas de los 2.603 colegios electorales, había escoceses que decían que estaban sopesando su voto.
Escocia se polarizó ayer ante una disyuntiva a cara o cruz, toda vez que Cameron rechazó ofrecer una tercera salida, dar más poderes federales para Escocia, que es lo que al final ha venido a ofertar agobiado por las dudas. En un día nublado y sin lluvia, con 14 grados, las colas fueron largas: la votación pulverizó todos los récords de participación, con 4.285.323 votantes registrados (el 97% del censo total). En ciudades como Edimburgo la jornada cobró casi cierto aire de carnaval, con muchos activistas del «sí» con las caras pintadas de azul y blanco, los colores de la bandera escocesa, la «saltire». Al cierre de esta edición solo se conocían cifras de participación en pequeños, que oscilaban entre el 84% y el 89%.
La votación no interrumpió la pugna propagandística por el voto. Salmond recorría las calles entre autofotos y se ufanaba de la salida del armario político del tenista escocés Andy Murray: «¿Habéis visto lo que dice Andy? Tenemos diez horas para convencer a nuestra gente de que ponga el futuro en nuestras manos». Murray se decantó ayer por la independencia con un «tuit» diciendo «¡hagámoslo!». Lejos quedan los momentos en que posaba heroico con la Union Jack después de ganar el oro en los Juegos de Londres. Miliband, el líder laborista, hizo campaña puerta a puerta en Glasgow.
Como ha venido sucediendo durante la campaña, ayer hubo quejas de prácticas de acoso por parte de los separatistas. Desde filas unionistas se denunció que habían repartido carteles llamando a los escoceses a ser «Bravehearts» y presionar en los colegios electorales con «Marchas de la libertad». Un centenar de manifestantes, conducidos por un gaitero, desfilaron ante un colegio utilizando a niños para hacer propaganda , con carteles de «Fin de los “tories” para siempre».
La campaña ha abierto muchas heridas, dividiendo a familias y amigos. Dejará cicatrices, al margen de cuál sea el resultado. El brillante historiador de origen escocés Niall Ferguson ha comentado en un artículo que la semana pasada, cuando acudió a Escocia a dar una conferencia, percibió claramente que «había una amenaza en el aire», aunque no se explicitase con violencia. Ferguson ha denunciado también acoso a periodistas. La «madre» de Harry Potter, J.K. Rowling, activista a favor del «sí» y que donó un millón de libras en junio a Mejor Unidos, ha pedido que «pase lo que pase, el sábado tenemos que ser todos amigos».
Unos buenos deseos que será difícil que se cumplan. De hecho aunque gane el «no», en Inglaterra y Gales ya hay sectores que se oponen a la gran devolución de poderes a Escocia prometida por Cameron y Miliban, que ven como un agravio comparativo. La rebelión puede abrirle un incendio a Cameron en su costado derecho. Una encuesta de Dods, un servicio de información política, reveló ayer que el 63% de los parlamentarios de Westminster están en contra de la cesión de poderes para Escocia que ha prometido el premier si gana el «no» (en filas «tories» se opone el 95%, y también los rechazan el 41% de los laboristas y el 78% de los liberales). Cada vez son más voces que afirman que si va a haber un extensísimo autogobierno para Escocia, no tiene sentido que diputados escoceses decidan en Londres sobre asuntos ingleses y que Inglaterra debe tener sus propias cortes. La resaca del sarpullido nacionalista.
Las casas de apuestas se inclinaban un 80% por el «no». Pero los británicos dicen que si hay un 20% de posibilidades de que llueva coges el paraguas. Sin embargo, conforme avanzaba la madrugada y entraban los primeros resultados un suspiro de alivio comenzaba a recorrer los mercados y las cancillerías europeas.
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