El vicepresidente argentino declara ante un juez por un presunto caso de corrupción

El vicepresidente de Argentina salió de los Tribunales por la noche -llego antes del mediodía- con gesto adusto. Pese a sus anuncios previos evitó preguntas de la prensa y comunicó que su testimonio “en pocos minutos” estaría en “Facebook”. Asimismo, dijo que tenía previsto ampliar más adelntae su declaración.

El caso Boudou o “Boudougate”, como se ha bautizado en Argentina, tiene entre las cuerdas al Gobierno que, dos años después de que saltará el escándalo, salió a respaldar al hombre que eligió, personalmente, Cristina Fernández de Kirchner para que le acompañara en las últimas elecciones. Incluso La Cámpora, organización que responde a Máximo Kirchner, hijo de la presidenta, rompió a última hora una lanza en favor de Boudou. Desde temprano representantes de este colectivo se manifestaron –por pocas horas- en los alrededores de los Tribunales de Commodoro Pi donde declaróel número dos del Ejecutivo, que fue increpado por voces que, sin miedo, le gritaron: "ladrón, ladrón".

El vicepresidente, poco antes de acudir frente al juez, anticipaba, “Voy a decir toda la verdad y evacuar todas las dudas” sobre el caso porque podría haber testificado por escrito.

Su estrategia ha seguido un curso errático. Hace dos años, cuando el escándalo se destapó, Boudou convocó una rueda de prensa en la que “abrió el ventilador”. El mensaje no cayó en saco roto y se tradujo en la renuncia del Procurador General, Esteban Righi y el apartamiento tanto del juez original, Daniel Rafecas, como del fiscal Carlos Rívolo.

El nuevo magistrado, Ariel Lijo, tras ponerse al día con la documentación, le citó a indagatoria para dentro de un mes. Boudou reaccionó con un doble gesto. Exigió el adelantamiento de la cita –celebrada hoy- al tiempo que sus abogados ordenaban la anulación de la misma que el magistrado rechazó. En simultáneo, insistió en la tesis de que era inocente y que toda la causa es el resultado de una conspiración de los grandes medios de comunicación, en especial de La Nación y de Clarín.

En este contexto Boudou trató de presionar al juez para que retransmitiera el interrogatorio por televisión y se presentó en el juzgado con un taquígrafo del Estado y cámaras del canal público. El anticipo de su declaración lo dio en el programa de radio que conduce el vicepresidente de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Martiotto, a primera hora. “El ataque está centrado en mi -insistió- y tiene que resolverse en mi”, dijo ante las sospechas de la prensa de que salpique al difunto ex presidente Néstor Kirchner o a su viuda si siente que le han dejado solo.

En el mismo espacio radial atribuyó la causa judicial en la que, en definitiva, le acusan de apropiarse de una imprenta para fabricar papel moneda, a su decisión, cuando era ministro de Economía, de estatizar las jubilaciones privadas. “Pase lo que pase nunca más los fondos de las jubilaciones los van a tener tres ó cuatro empresas”, dijo como si este asunto tuviera algo que ver con los delitos que le atribuye el juez. Por cierto, está es la primera de una larga colección de causas judiciales por corrupción que tiene en lista de espera el vicepresidente argentino.