Cambio de papeles en Brasil por la crisis con Bolivia: Figueiredo, nuevo canciller

Ya en ese encuentro Figueiredo dará los primeros pasos para resolver la crisis generada por la fuga del senador boliviano opositor de Morales, Roger Pinto Molina , organizada por diplomáticos brasileños. En la misma reunión Figueiredo deberá entrar en la negociación para el retorno de Paraguay al Mercosur, que no acepta la entrada de Venezuela al bloque, realizada durante su suspensión. Otra tarea urgente e importante del nuevo canciller, será preparar la esperada visita oficial de Rousseff a los Estados Unidos, en octubre.

Figueiredo deja la jefatura de la misión brasileña de las Naciones Unidas, en la que será substituido por Patriota . El nuevo canciller es reconocido como negociador y ganó relevancia en la diplomacia brasileña por su desempeño como secretario ejecutivo de la Conferencia Rio+20, realizada por la ONU el año pasado, en Río de Janeiro.

La crisis con Bolivia, que provocó el cambio de cancilleres, comenzó el fin de semana, cuando el diplomático brasileño, Eduardo Saboia , encargado de negocios de la embajada, ayudó al asilado Roger Pinto a fugarse de la embajada brasileña en La Paz, donde estaba hace 455 días, sin conseguir el salvoconducto para dejar el país.

En una fuga espectacular, Saboia llevó a Pinto en un auto diplomático desde La Paz a Corumbá. El auto, que casi se quedó sin gasolina, recorrió 1600 kilómetros en 22 horas escoltado por marineros brasileños, sin, supuestamente, comunicar a la cancillería. Pinto fue recibido en la frontera por un senador brasileño que lo llevó a Brasilia, donde se encuentra.

Pinto responde a una serie de procesos en Bolivia por corrupción, desacato y desvío de recursos. Su situación empeoró cuando acusó a Morales de corrupción y de tener relaciones con el narcotráfico.

Asilo cuestionado

La presidenta Rousseff no escondió su furia con la falta de respeto de Saboia a la jerarquía. “No hay ningún fundamento en creer que un Gobierno en cualquier país del mundo acepte someter a la persona que está bajo asilo a riesgo de vida”, declaró.

“Un Gobierno no negocia vidas, un Gobierno actúa para proteger la vida. Nosotros no estamos en ninguna situación de excepción, no existe ninguna similitud. Yo es tuve en el Doi Codi, sé lo que es el Doi Codi, y les aseguro: es tan distante el Doi Codi de la embajada brasileña en La Paz, como es distante el cielo del infierno. Literalmente”, le respondió Rousseff a Saboia, que en una entrevista, comparó su situación a la de un carcelero del Doi Codi, órgano de represión de la dictadura militar en cuyas dependencias la presidenta fue presa y torturada en la década de 70.

Rousseff dijo que su Gobierno negoció en varias oportunidades un salvoconducto para la salida segura de Roger Pinto de Bolivia y que la embajada brasileña en La Paz es cómoda. “Un país civilizado y democrático protege a sus asilados sobre los cuáles tiene que garantizar, sobretodo, la seguridad con relación a la integridad física. Brasil jamás podría aceptar en ningún momento, sin salvoconducto del Gobierno boliviano, colocar en riesgo la vida de una persona que estaba bajo su guarda”, declaró. “Protegemos la vida y garantizamos la comodidad del asilado”, destacó.

Saboia se defiende diciendo que actuó dentro de los preceptos constitucionales y humanitarios. Según el diplomático, Roger Pinto, estaba pensando suicidarse y afirmó que tiene documentos para probar que no se estaban haciendo esfuerzos concretos entre los Gobiernos.

Los principales líderes de la oposición y precandidatos presidenciales, el socialdemócrata Aecio Neves , y el socialista Eduardo Campos, criticaron la posición del Gobierno y elogiaron a Saboia. “Sólo puedo tener una opinión. Salvamos una vida”, dijo Campos, que es gobernador de Pernambuco, y era hasta hace poco tiempo, aliado de Rousseff y del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Neves acusó al Gobierno de rendirse a conveniencias ideológicas al exponer a Saboia a una “execración pública”. “El peso de la ideología a inclinado la actuación de nuestra cancillería”, cuestionó.

En otro episodio de tensión diplomática entre Brasil y Bolivia, Morales nacionalizó el sector de petróleo y gas, y ordenó la invasión militar de refinerías de la petrolera estatal brasileña Petrobras, que fueron expropiadas y pasaron a pagar royalties mayores por el gas que explora en Bolivia. La oposición cuestionó entonces a la cancillería brasileña por no defender que se respetasen los acuerdos. Las refinerías fueron construidas con fondos públicos brasileños.