ENTREVISTAEmiliano García-PageAlcalde de Toledo
«Yo amparo el derecho a decidir, pero de todos los españoles»
«Nosotros anteponemos el consenso constitucional al texto constitucional y nuestro planteamiento federal es para discutirlo con el PP
LAURA L. CARO
Emiliano García-Page (Toledo, 1968) es lo contrario a la crispación. Y más cuando aborda tensiones frentistas en lo territorial tan difíciles como las actuales, ante las que reclama la «obligación de intentar, entre todos, bajar la inflamación con antibiótico político» . Él ... es el primero que se aplica la receta y no echa alcohol a la herida, lo que no quita para que defienda que no hay más «derecho a decidir» que el de toda España. Y punto.
Líder de los socialistas castellano-manchegos, veterano político que gana elecciones —en 2011 sobrevivió a la debacle socialista y repitió como alcalde de Toledo—, senador y favorito de muchos para dirigir el PSOE, reconoce que, de no ser por el PSC, su partido no se habría metido a dibujar reformas constitucionales de corte federalista. Aunque acusa cierta distancia al admitir que ese modelo no tendrá utilidad si no es con el acuerdo del PP. Todo un conciliador.
—«Cataluña tiene unos derechos que no están en la Constitución» dice Rubalcaba. ¿Hablan de derechos simbólicos, o de los de dinero?
—Si la pelea fuera por dinero sería absolutamente normal, pero no creo que esa sea la parte peligrosa. Si el problema es grave hoy es porque es más difícil gestionar el corazón y los sentimientos, y se han inflamado. Por eso van a ser necesarias altas dosis de antibiótico político: sería muy importante manejarnos con prudencia, hacia un amplio consenso en el conjunto de España y en los partidos de ámbito nacional con los de Cataluña.
—Mal momento para el consenso...
—No coincido. Los consensos se producen cuando son necesarios, cuando hay posiciones opuestas, como en la Transición. En España se ha hecho anticatalanismo por algunos y en Cataluña se ha hecho una idea antiespañola con una mentalidad muy interesada. Yo creo que en la Constitución cabría una mejor acomodación de los sentimientos catalanes
—Partidario, por tanto, de reformarla y ¿hablar de todo, incluso del derecho a decidir como dice Ferraz?
— Los que tenemos las ideas claras no tenemos ningún miedo a confrontarlas. El derecho a decidir es la expresión de la soberanía, no importa lo que se decida, sino quién lo decida. Por lo tanto yo lo amparo, pero para todos los españoles. Sobre el derecho a decidir de Cataluña, Elena Valenciano dijo que el PSOE no tenía miedo a hablar de ello para dejar claro que estamos en contra.
—Y el PSC a favor... quizás por eso el tándem que forman su partido y sus hermanos catalanes chirría tanto
—El PSC ha abordado en los últimos meses tal circunstancia política que los que se sienten en el ala independentista lo han abandonado. El PSC tiene un claro compromiso de vinculación con España. Es la primera vez, quizás desde Maragall, que está dejando claro que no está en posiciones nacionalistas. Sería malo criminalizar a aquellos que quieren seguir en España, no la separación, aunque busquen una mejora financiera, o un estatus distinto o mejor, que creo que eso hasta lo comparte el PP de Cataluña.
—Pues de lo que se tacha al PSC es de ser socialista de día y nacionalista de noche ¿Es eso compatible?
—Si se predica la cohesión y la igualdad entre los pueblos y los ciudadanos no se puede predicar el agravio o privilegio entre los territorios. Por tanto, se puede tener sentimiento de identidad, pero el nacionalismo no es compatible con la actitud solidaria de la izquierda.
—Le veo muy poco crítico, con muchas ganas de quedar bien con todos
—Al contrario. Hay quien ha jugado a que el PSC no pintara nada en el PSOE. Pero, sinceramente, creo que en estos momentos hay que intentar por todos los medios mantener que el PSC vinculado al PSOE sea un factor puente. Al PSOE le está creando hasta problemas electorales, pero si la inmensa mayoría insistimos en ello, es porque es conveniente para España.
—Hasta el punto de abanderar un federalismo, que usted ha suscrito, aunque en sus mismas filas hay quien piensa que el PSOE está dilapidando con ello su idea de España.
—Bueno, es un documento probablemente interpretable, pero creo que España lleva 35 años de ensayo federal. Básicamente, el camino que diseñó el Estado autonómico es uno federal; por tanto, no estamos tan lejos de ese modelo.
—¿Si mañana liderara el PSOE, estaría cómodo con ese federalismo?
—Estamos cómodos porque tenemos claro que nosotros tenemos idea de España. No podemos estar en el inmovilismo porque llevaría a Cataluña a un callejón sin salida y al país a una fractura. Pero nosotros anteponemos el consenso constitucional al texto constitucional y nuestro planteamiento es para discutirlo con el PP y luego con el resto de fuerzas. No está cerrado: ningún modelo será útil si no cuenta con el gran consenso PP y PSOE.
—Rubalcaba se ha metido en esto por el PSC o para que, de paso, no se hable tanto de primarias...
—Si usted me dice, ¿de no haberse iniciado este debate dentro del PSOE por Maragall o de no haber apostado el PSC por el derecho a decidir, Rubalcaba hubiera planteado este debate? Probablemente no. Es evidente que las posiciones del PSC han condicionado o movido a la dirección a reformular los límites.
—¿Habrá conferencia política más allá del debate sobre las primarias?
—En el mismo momento en que esté reformulado el mensaje habrá que hablar de los mensajeros. Todos, incluido Rubalcaba, lo hemos dicho. Y cerradas las ideas en la conferencia política, no va a quedar más remedio que hablar de las personas. El PSOE tiene muchas expectativas de recuperar la confianza mayoritaria. Pero igual que un mal resultado en las europeas no tendría que producir un cataclismo, ganar al PP tampoco tendría que servir para frenar ningún debate, sino más bien para montarnos en la ola del cambio.
—«Mal resultado en las europeas»... Se pone la venda antes que la herida
—Hace unos meses todos entendíamos que no había que debatir sobre un nuevo liderazgo porque se lo podría llevar por delante un mal resultado de las europeas. Pero, si ahora puede haber buen resultado, cabría volver la oración por pasiva: sería un buen momento para que alguien se aproveche de ese buen resultado
—Se resigna, pues, a que las primarias no sean antes de las europeas
—Prefiero que lo que hagamos sea acordado a que se imponga mi criterio. La ciudadanía no entendería que discutiéramos por eso.
«Yo amparo el derecho a decidir, pero de todos los españoles»
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