El Real Madrid cae en Getafe y suma un punto de seis posibles

El Madrid anda en periodo de elaboración. Con esa pretemporada extraña que ha tenido corretea esperando a la gente que de verdad marca las diferencias: Ozil, Di María y, sobre todo, a Cristiano, que asoma la cabeza poquito a poco como un recién nacido, pero con muy poco fuelle.

A falta de otras cosas, el Madrid se basa en su personalidad, en el colectivo y en destellos de sus estrellas. Y también en Higuaín , que siempre está y falla poco, muy poco. En un partido tan cómodo, fue el Pipita el que rompió el choque al aprovechar la enésima asistencia de Di María. Luego, él se lo guisó y se lo comió. Entró como un camión, metió el cuerpo para evitar el despeje de Alexis y orientó la jugada para salir de izquierda y evitar la salida de Moyá. Luego la cruzó con la zurda a la red. Tanto de goleador, de tipo que huele sangre y meter el cuchillo por el centro. Navajazo certero.

El Getafe, francamente, ni se enteró. Dormido salió, dormido siguió. Apenas tuvo el balón y si tuvo alguna ocasión fue porque Casillas ha retrocedido en el tiempo en este principio de temporada y anda saliendo a por uvas como cuando era juvenil. Ayer cogió todo un racimo y Abraham casi consigue un premio que el Getafe nunca mereció.

En realidad, todo el partido fue del Madrid, que tuvo innumerables ocasiones. A medida que Ozil se encontraba con el balón y con el partido, al Getafe le faltaba gente para achicar agua. Afortunadamente para los azulones, en el Madrid aún hay mucha gente fuera del físico normal de temporada. Por ejemplo a Marcelo se le vio fuera de ritmo, lo mismo que su amigo CR. Lass corrió mucho pero no tuvo una gran lucidez, y solo Xabi Alonso y Di María organizaron con cierto criterio la ofensiva.

Como atrás no fueron exigidos, los blancos pasaron una primera parte cómoda, casi de paseo nocturno por la pradera getafense. El poco trabajo que tuvieron lo resolvieron Albiol y Sergio Ramos con presteza extrema, sin problema alguno. En el Getafe, desaparecido Lafita desaparecida la inventiva del equipo. Apenas apareció por los lares de Casillas si no fue en jugadas a balón parado, algo que es ahora mismo el talón de Aquiles de los blancos y asignatura pendiente de Mou, que se lo llevan los demonios cada vez que fallan en esos menesteres.

En suma, el Madrid se fue al descanso con una mínima ventaja y mucho dominio. Tanto le pareció que ni salió en la segunda parte mientras el Getafe había empezado a jugar. Aprovechó esa falta de estrategia blanca empatar en un cabezazo de Valera pésimamente defendido por Xabi Alonso y Sergio Ramos, entre otros.

Mou se mosqueó, y con razón, así que empezó a buscar remedio. El primero Benzema en lugar de Lass pero aquello no iba. El Madrid se volcaba pero sin cabeza. Se fue a por el Getafe y dejó las espaldas descubiertas. La velocidad de Colunga le dejó en evidencia. Barrada culminó y el partido tomó un signo inesperado.

El Madrid tiró los muebles por la ventana acabando con tres arietes, pero ya era tarde. Líos, melées, contra y ataques, pero ya no hubo remedio.