El auditor del Estado culpa al Gobierno argentino del accidente ferroviario
Leandro Despouy asegura haber presentado «un centenar de informes» sobre las deficiencias del transporte y «no atendieron a ninguno»
CARMEN DE CARLOS
En el cementerio de la Chacarita el cartel anunciaba: Solo se realizarán inhumaciones. Ayer no era un día para renovar sepulturas o acondicionar lápidas. 24 horas después del siniestro ferroviario más grave de los últimos cincuenta años, el día era para enterrar a los muertos: ... 50 es la cifra de última hora. También, para identificar una decena de cuerpos sin nombre ni apellidos, cuidar a 703 heridos y, forzosamente, buscar a los culpables.
El ventilador de las responsabilidades gira sin cesar . TBA (Trenes de Buenos Aires), la empresa concesionaria del ferrocarril que cubre la desgraciada línea Sarmiento, apuntó al conductor del tren. «El error humano es una posibilidad» , señaló el director de Material Rodante de TBA, Roque Ciriliano. Carlos Donadío, perito especializado en accidentes, dijo otra cosa en el canal de televisión Todo Noticias: «Yo no haría responsable al maquinista. Estaba en el puesto de comando del tren cuando se produjo la colisión. Eso significa que estaba tratando de afrontar y resolver el problema».
El delegado sindical del Sarmiento, como se conoce a la línea, Jorge Jalif, aún no se explica qué sucedió: « No sabemos qué pasó en esos últimos cuarenta metros , la velocidad a la que ingresó el convoy —unos 20 kilómetros por hora— es la habitual. No le encontramos sentido a este accidente» lamenta. Acto seguido agregó, «si nos ponemos a trabajar como corresponde y chequeamos todo antes de salir, no saldría ningún tren del país».
Leandro Despouy, auditor general de la Nación, equivalente, con matices, al Tribunal de Cuentas, no está sorprendido por la catástrofe. En 2011, «presentamos un centenar de informes sobre la situación de la red de ferrocarriles, incluidos los de carga, donde advertimos enormes deficiencias. Tanto en el sistema de frenado —presumible causa del accidente— como en el mantenimiento de vagones y vías. No atendieron ninguno». Los informes de la Auditoría coinciden con lo que se puede ver a simple vista: Los rieles en algunas zonas están prácticamente enterrados , algunos les faltan tornillos y tienen desperfectos. «Hay tramos de los años 20», protestan los sindicatos.
Los eslabones que forman la cadena de responsables de tragedias como la de esta semana se encuentran en el Ejecutivo, Legislativo y las empresas concesionarias. El Congreso, donde hay mayoría oficialista, no atendió a ninguno de los requerimientos de la Auditoria. Tampoco a «otros trescientos que observan las deficiencias» en otros servicios y ámbitos, advierte Despouy. Fernando «Pino» Solanas, declaró: «Hace años que la Presidenta escucha, lee y ve estas denuncias y no hace nada ». El cineasta y diputado rodó en el 2008 «La próxima estación», un documental donde denunciaba el estado de los ferrocarriles argentinos.
El origen del drama se remonta a los años 90. La red de trenes quedó desmantelada durante el Gobierno de Carlos Saúl Menem. Diferentes empresas se hicieron entonces con los pliegos de licitación del servicio. Los casos del Ferrocarril San Martín y Roca, llaman la atención porque, dadas sus deficiencias, el Estado les retiró la licencia de inmediato. No sucede lo mismo con TBA pese a los sucesivos y gravísimos accidentes. El penúltimo, previo al del miércoles, se produjo en septiembre: un triple choque entre un autobús y dos trenes en un paso a nivel dejó un saldo mortal de once personas y doscientos heridos. ¿Por qué el Gobierno jamás les ha sancionado? La respuesta es un misterio, posiblemente , ligado al reparto multimillonario de subvenciones que se hace desde el Gobierno. «El 85 por ciento del transporte está subvencionado», recuerda Raúl Ochoa, asesor del Círculo de Legisladores Nacionales
La Justicia argentina investiga a Ricardo Jaime, anterior secretario de Transporte y uno de los hombres que despachaba, sin intermediarios, con Néstor Kirchner. Está acusado de malversación y desvió de fondos públicos. El actual titular de ese departamento, Juan Pablo Schiavi dijo que los dos primeros vagones, los que más sufrieron el impacto, había más gente de la que podía soportar. Esa, según el funcionario, sería una de las causas de que el accidente, «tomara el ribete de una tragedia de mucha gravedad» (sic). En el convoy, de ocho vagones, viajan unos mil doscientos pasajeros.
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