LIGA BBVA
Un alud sepulta al Racing
El Real Madrid alinea juntos a todos los jugones y una avalancha blanca acaba con la escasa resistencia santanderina en pocos minutos
JOSÉ MANUEL CUÉLLAR
Apenas acababa de pitar el doble González el comienzo del partido y el Madrid rugió como si tuviese un hambre atroz . Pero atroz atroz, de estar semanas sin comer. En solo cinco segundos se echó encima del Racing con un ansia desesperada: los ... dos laterales empujando a sus pares a los banderines santanderinos, con Granero casi pegado a Kaká y este a Benzema, Cristiano y Ozil lanzando diagonales sin cesar, todos empujando como posesos.
El Racing, claro, se asustó. En un santiamén se vio sepultado por un alud blanco que no cesaba . Sonará extraño pero lo mejor que le pudo pasar a los montañeses fue recibir un gol porque eso calmó a la fiera blanca, que fue pero con la panza algo más llena y sin tanta desesperación, que parecía que el pobre Toño y compañía le debía dinero.
Intentó salir el Racing entonces, pero no es fácil con este Madrid. Con Granero en el campo, más Xabi, Kaká y Ozil, es difícil que la posesión no sea de otro que no sea del equipo blanco (73-27) . No solo son jugones en acción, sino que, comidos la cabeza por Mourinho, presionan como si fuesen Lass y Khedira en uno. Y cuando roban, con prontitud, ya no hay quien les quite el balón. Acaban todas las jugadas, sí o sí, y cada ataque es una amenaza inminente.
Lo que resultó un milagro fue que el Racing se fuese con solo 2-0 al descanso, sobre todo cuando Cisma cometió doble torpeza: mano primera y mano después , acto que no se entiende en un jugador de Primera pero que, curiosamente, cometen muchos jugadores de ellos. Algo insólito. Si había poco partido, luego hubo menos. El Racing intentó reestructurar el equipo para atacar menos, aún, y seguir guardando las espaldas. En esa transición Benzema les coló el segundo y el partido quedó para ver los leones en el zoo con toda la tranquilidad del mundo porque ya no hubo ni duelo ni nada que se le pareciera.
El Madrid, con toda la cuadrilla del arte sobre el terreno de juego, no le dio opción ni siquiera de echarse un buen bocado a la boca con el que inquietar a Casillas. Si a las ganas le acompañas con todo el talento que tienes en la plantilla, el rival tiene poco que hacer. Así pues, la segunda parte quedó, como tantas otras en las que juega el Madrid, para dimes y diretes porque emoción apenas se presentía ya.
Un alto en el camino
Hastiado de carne, el equipo de Mou se retiró un ratito a sus aposentos para deglutir a su víctima. Esta, qué duda cabe, vio el cielo abierto y aprovechó para juntar sus filas en dos líneas de cuatro muy cerca de Toño y cerrar caminos, daba igual el 2-0 porque importaba más no llevarse un saco desvergonzado de goles.
El Madrid, evidentemente, bajó los brazos, mucho . El equipo se acordó de Moscú y su intensidad fue menor. Respiró el Racing, pero eso le llegó simplemente para dejar pasar el tiempo, sin más, porque era evidente que no podía hacer otra cosa. Así que por la misma inercia el Madrid remachó el encuentro con un golazo de Di María en una rosca a pierna cambiada. Ahí se acabó la breve historia.
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