El biogás de la basura se venderá en un mes
Este producto, que sale de los residuos de Valdemingómez, se inyectará en febrero a la red pública de gas

Las plantas de biometanización y de tratamiento de biogás que operan en Valdemingómez transformando la basura en gas empezarán a inyectarlo en la red gasística a partir de febrero. La noticia, adelantada ayer por el «superdelegado» de Medio Ambiente, Movilidad y Seguridad, Antonio de Guindos, supondrá que el Ayuntamiento pueda comercializar su producción de biogás, que es de más de 28 millones de metros cúbicos al año , que supondría 4,4 millones de euros.
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De Guindos explicó que el Ayuntamiento sigue siendo «el principal productor de energía renovable de la región». Las instalaciones tecnológicas de Valdemingómez llevan años transformando las toneladas de basura que se generan en la ciudad en energía —eléctrica primero, y ahora biogás—. La producción actual de éste desde el vertedero equivale «al consumo de 24.000 viviendas o al de 405 autobuses durante un año».

En Valdemingómez hay dos plantas de biometanización y una de tratamiento de biogás, funcionando desde 2009. Para que pudieran inyectar el gas a la red gasística pública, era necesario que fuera homologado como combustible renovable por el Ministerio de Industria, algo que ya ha sucedido. Al vertedero madrileño llegan a diario 4.400 toneladas de basura . De ellas, el 80% son residuos orgánicos y el resto envases, papel y cartón o vidrio.
Los restos orgánicos y envases son los que pueden convertirse en algo productivo: compost (una clase de abono) en unos casos; en otros, los restos acumulados a lo largo de los años y que forman auténticas montañas son sellados y se les extrae el biogás que produce la descomposición, para tratarlo en una planta que lo transforma en energía eléctrica, que se vende a las centrales.
La última novedad tecnológica, que introdujo en 2009 Ana Botella cuando era responsable de Medio Ambiente, fue la instalación de las plantas de biometanización. En ellas, se precipita el proceso de fermentación de la basura , y así se obtiene un biogás rico en metano, que puede emplearse para generar más energía eléctrica o enriquecerse e inyectarse en la red pública de gas natural. La instalación técnica costó 79 millones de euros, de los que 32 procedían de los Fondos de Cohesión europeos.
El proceso científico se resume así: se separan los restos orgánicos, se mantienen en condiciones óptimas de temperatura para que fermenten y se descomponen. El biogás pasa a unos gasómetros para homogeneizarlo, y en la planta de tratamiento se concentra el metano y lo purifica.
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