Ministros, esos señores que saben de todo

¿Es posible hacerlo bien en áreas tan diferentes? ¿Es conveniente para el interés general que una misma persona sea, como Carme Chacón, ministra de Vivienda y después ministra de Defensa ? En la última legislatura de Zapatero (2008-2011), hasta siete ministros han ocupado diferentes carteras a lo largo de su carrera política. El caso más obvio es el del candidato socialista en las pasadas elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba , que, desde 1992 hasta 2011, ha ocupado las carteras de Educación y Ciencia, de Presidencia y de Interior.

Para el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona, Xavier Torrens , especializado en gestión pública avanzada, esta rutina es una «mala praxis política». «Si un ministro ocupa carteras tan distintas –explica a ABC–, lo más probable es que sea bueno o excelente en una de ellas, la que domina profesionalmente, y en las otras no tanto».

En el caso concreto de Rubalcaba, por ejemplo, Torrens lo tiene claro: «Como líder de gestión pública no pasará nunca a la historia como un excelente ministro de Educación y, probablemente, sí como responsable de Interior por su lucha contra ETA ».

Los dos políticos que más ministerios han encabezado a lo largo de la democracia llegaron precisamente a presidentes del Gobierno: Leopoldo Calvo Sotelo y el recién elegido Mariano Rajoy , con cuatro carteras cada uno.

«Se puede ser un gran líder político en cualquier ministerio, pero no se puede ser un buen líder de gestión pública en todas las áreas. Y Calvo Sotelo no fue excelente en los cuatro ministerios», opina Torrens respecto al ex presidente de UCD, quien, tras la muerte de Franco, fue titular de Comercio , Obras Públicas , Relaciones con la Comunidades Europeas y Economía en solo seis años.

Esta movilidad de un ministerio a otro es, en cambio, un aspecto positivo para otros analistas políticos. «Conocer varios ministerios mejora la percepción general a la hora de tomar decisiones en uno u otro», subraya para ABC la profesora de Ciencia Política del Instituto de la Democracia de la Universidad San Pablo CEU , Ainhoa Uribe .

Para Uribe, quitando algún ministerio puntual como el de Asuntos Exteriores , por el tema de los idiomas, «el ministro no tiene por qué saber de todo». Según la profesora, cualquier político con una solvencia intelectual puede realizar un buen trabajo en varios ministerios, sobre todo porque existe un cuerpo de funcionarios técnicos de grupo A que son los responsables de realizar los informes y los balances sobre una situación concreta. «El ministro –añade– tiene que tener capacidad de análisis, de gestión y de decisión. Tiene que ser resolutivo».

Es quizás este cuerpo de funcionarios técnicos lo que ha facilitado la movilidad de más del 26% de los ministros de una cartera a otra desde 1977. Un fenómeno que, además, se ha repetido en todas y cada una de las diez legislaturas, incluida la Constituyente.

Felipe González, después de su primera victoria electoral con mayoría absoluta (1982), contó con 19 nuevos ministros , mientras que en las tres siguientes sólo tuvo 10, ocho y 12 ministros primerizos respectivamente. Los restantes fueron rotando de una cartera a otra, primando la experiencia sobre la sangre nueva o más expecializada, mientras el desgaste socialista comenzaba a hacer efecto y aparecían los primeros casos de corrupción.

Durante la primera legislatura –la que más ministros ha tenido de la democracia, con 41–, un total de 11 cambiaron de cartera y otros cuatro habían dirigido otras en la legislatura anterior o, incluso, durante la dictadura, como Pío Cabanillas, que fue ministro de Información y Turismo antes de morir Franco y de Justicia con Calvo Sotelo .

«Este hecho puede ser un reflejo de la debilidad del presidente del Gobierno, como le ocurrió a Adolfo Suárez tras la transición, sometido como estaba a un montón de presiones, o como le ha ocurrido a Zapatero, sumido en una crisis donde las medidas aplicadas no cubrían las expectativas sociales», explica a ABC el escritor y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, además de ex director del Instituto de la Democracia , Luis Núñez Ladevece .

Para Ladevece, por ejemplo, la profesionalización de la política no es deseable, y un «ministro de Defensa no tiene porque ser militar». Una teoría que se cumple en Rajoy , un registrador de la propiedad que llego a ministro de Administraciones Públicas , de Educación y Cultura , de la Presidencia y de Interior . durante las dos legislaturas de José María Aznar .

«Conoce muy bien los entresijos de la Administración y era un comodín eficaz en cualquier ministerio», asegura sobre el sexto presidente de la democracia que, como no, contará con ministros de Aznar . ¿Nos ayudará este hecho a superar la crisis?