último consejo de ministros
92 meses del Gobierno de Zapatero y... «¡ay, cómo hemos cambiado!»
Los looks del presidente socialista y algunos de sus ministros han registrado grandes transformaciones en aras de proyectar más cercanía al ciudadano con su imagen
ÉRIKA MONTAÑÉS
José Luis Rodríguez Zapatero preside este viernes el último Consejo de Ministros de su segunda legislatura en el poder, 92 meses después de ganar las elecciones generales de 2004 y entrar en el Palacio de La Moncloa. Antes de llegar, se había puesto ... en mano de asesores para cambiar su aspecto y conseguir arredrar votos en su exposición continua ante el público. Con la raya peinada al lado, la propia de la imagen de un «niño bueno», sus nítidos ojos azules sobresalían en un rostro muy despejado, de pigmentación en su tez muy clarita y una considerable entrada frontal. [ Puedes ver la fotogalería completa, que repasa los cambios de imagen de los ministros y el jefe del Ejecutivo aquí ]
En su primera foto en el archivo de La Moncloa ya como presidente, y siempre teniendo en cuenta sólo las imágenes, se había esforzado en evitar que sus cejas puntiagudas tuviesen continuación en su cabello peinado habitualmente hacia arriba. Se recortó el cabello, lo alisó hacia la izquierda y cuidó más su estilismo, ya convertido en jefe del Ejecutivo, hasta el punto de que una conocida revista francesa declaró al presidente del Gobierno uno de los hombres más elegantes del mundo y estiloso, a pesar de que «abusaba» en sus apareiciones públicas de la combinación azulgrana -como el equipo de sus amores- en el traje de chaqueta azul marino y con tres botones, combinado con camisa a juego y corbata de seda burdeos. El dirigente nacido en Valladolid en 1960, aunque de cuna leonesa, compartía «escena» con actores, músicos y empresarios de todo el mundo, y le robaba protagonismo a otros políticos, como Nicolás Sarkozy o Barack Obama.
El cambio de peinado a lo Clooney
Pasados unos meses, el equipo que asesora estilísticamente al todavía secretario general del PSOE recomendó otro cambio de peinado: de la raya a la derecha y el pelo tumbado debía cortarse el pelo hacia delante, en punta, para tapar parte de la cara y evitar exteriorizar en demasía la pérdida de cabello y la incipiente calvicie frontal. Era un peinado similar al de George Clooney y el Doctor House, personajes populares que se vuelcan en el cuidado de su apariencia externa. Este peinado exigiría una atención más permanente, ya que exige pasar la tijera más veces y en menor tiempo, pero favorecería lo que todo político quiere: traspasar la pantalla con una imagen más cercana, casual y desenfadada a la vez, pero formal al tiempo.
Y, desde luego, el cambio fue notable porque Zapatero adoptó un aire más juvenil , aunque los disgustos en la travesía económica no pensaron lo mismo y no tardaron en arreciar los comentarios sobre las crecientes bolsas y ojeras que lucía el socialista a medida que se incrementaban los problemas. Los ajustes en el sueldo de los funcionarios, la congelación de las pensiones, las dificultades para sortear las exigencias de Bruselas y la negociación de la reforma laboral provocaron que el peor momento de los más de siete años y medio de liderazgo de Zapatero tuviese lugar en junio de 2010, tras el «plan de ajustes» que presentó en el Congreso el 12 de mayo, su fecha maldita . Su look aparecía en el Parlamento semana tras semana muy demacrado, pasándole factura a la tersura de su rostro la falta de horas de sueño y los problemas económicos del país.
Otros rostros, otros cambios
En la galería de imágenes (adherida a estas líneas) que recorren las distintas remodelaciones de Gobierno acometidas por Zapatero, destaca la entrada y salida de rostros en las distintas carteras gubernamentales. Muchso de ellos también se apuntaron al cambio de look gubernamental. De la primera a la última foto de familia, tomada días después de cada nombramiento en la escalinata de entrada al Palacio de La Moncloa, solo Zapatero y Elena Salgado repiten , si bien la segunda entró en Sanidad, pasó por Administraciones Públicas (en julio de 2007 tuvo lugar este cambio) y en abril de 2009 pasó a acaparar la Vicepresidencia segunda y el Ministerio de Economía y Hacienda. Desde entonces, la única variación tuvo lugar en julio pasado, cuando a falta de unos meses para las elecciones generales que han dado el triunfo a Mariano Rajoy le lanzó a la Vicepresidencia primera económica.
A juzgar solo por las imágenes, Salgado ha redondeado su nariz y pómulos
A juzgar solo por las imágenes, la ministra de Sanidad de 2004 presentaba un semblante más relajado, pero más enjuto y con la nariz más afilada de la que luce en los últimos meses. Las instantáneas muestran cierta redondez en la parte final de su nariz , así como de las mejillas y su faz delgada. La ministra, a la que le gusta el traje chaqueta con falda a media altura, siempre compagindo con grandes pendientes y broches en la solapa, también ha recortado su melena rubia, más favorecedora, y cuida especialmente su vestuario y dieta. En sus apariciones en actos de moda, como los premios de revistas de esta temática, siempre ha brillado por su buen gusto.
Otros dirigentes que se abonaron a esos cambios al entrar en Palacio, fueron Ángeles González-Sinde , que optó por recortar su melena morena y ponerse flequillo; Bibiana Aído , quien durante su etapa en Igualdad dio el visto bueno a alisar su largo cabello en lugar de su ondulado convencional, con el que su proyectiva una imagen más descuidada; María Teresa Fernández de la Vega (con un notable cambio de peinado), José Blanco (se quitó las gafas al operarse), José Bono (se injertó pelo) o Carme Chacón . La imagen de la catalana, aspirante a suceder a Zapatero al frente del PSOE el pasado verano, enfundada en un favorecedor traje rojo y alto tacón de ante marrón es impecable. Reemplazar sus lentes por lentillas, optar por las faldas y combinación de dos piezas o vestidos, recortar su melena y endulzar su color ha conseguido hacer de la ministra de Vivienda, desde julio de 2007, y titular de Defensa, desde abril de 2008, una mujer mucho más sofisticada y elegante.
Como cantaría «Presuntos Implicados», cómo hemos cambiado...
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