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TRAGEDIA EN MOTO GP

Simoncelli pierde la vida tras jugársela diez años

Rodaba al límite y perdió el control de la Honda. Su intento de no salirse de la pista le situó en medio del asfalto. Rossi y Edwards le arrollaron

Simoncelli pierde la vida tras jugársela diez años AFP

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Hacía un calor insoportable, pegajoso, y Simoncelli nos dejó helados en la sauna de Sepang . El piloto más agresivo del Mundial perdía la vida por querer eludir una caída inevitable. Rodaba la segunda vuelta y ya arriesgaba al máximo. Como siempre. Luchaba con Bautista por la cuarta posición. Y el italiano perdió el equilibrio a lomos de su Honda . Intentó levantar la moto y la inercia le llevó al interior de la pista. Marco se cayó en medio del asfalto. Álvaro pudo esquivarle. Edwards y su amigo Valentino no pudieron hacer nada. Le arrollaron. Lo aprisionaron. Lo aplastaron. El casco del pupilo de Gresini salió volando. Ese casco desnudo, que durante cuatro años albergó la pelambrera más apoteósica del «paddock», presagiaba lo peor . Era una muerte anunciada.

El piloto quedó tendido en la pista, inmóvil. Rossi no pudo continuar concentrado. Se salió del trazado en la siguiente curva, preocupado. Sabía lo que había sucedido. Se temía lo peor. Los comisarios levantaron inmediatamente la bandera roja . El Gran Premio de Malasia se interrumpía. Todos asumían que no volverían a correr. El accidente era mortal. Únicamente faltaba la confirmación oficial de los doctores. Solamente esperaban que Carmelo Ezpeleta, el jefe del campeonato, les comunicara lo que auguraban.

Los héroes del silencio

Los médicos intentaron salvar a Marco durante tres cuartos de hora . No era humanamente posible. El fuerte impacto que recibió en la cabeza, el cuello y el pecho era mortal. Michele Macchiagodena, jefe médico del Mundial, dio la mala noticia: «Falleció a las 16.56 horas, hora local». Las once menos cuatro minutos en España.

Edwards, que chocó con el italiano, se fracturó el hombro . Estaba sedado cuando la tragedia se hizo oficial. Los boxes sufrían , repletos de héroes del silencio. La emoción embargaba las gargantas. Los padres de Marco se quedaron quietos, meditabundos, llorando. «Estoy conmocionado», manifestaba Barberá. «Recordaré a Simoncelli como un gran rival con el que tuve bonitas batallas» . Pedrosa pensaba en el peligro que rodea a todos: «He visto a su padre y le he abrazado. Simoncelli era muy valiente». Lorenzo, lesionado en su dedo anular, presenció la carrera desde España. Le mandó un mensaje al cielo: «Descansa en paz, Marco. Te echaremos de menos». Terol fue escueto ante ABC: «Estoy muy afectado. Lo siento mucho» . Agostini, el campeón de leyenda, argumentó las causas de la tragedia: «Marco es víctima del progreso. Estas motos corren mucho y cualquier error es grave. Es un joven que ha perdido la vida por el deporte al que amaba». Amén.

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