Adebayor, otro duelo Mourinho-Valdano

El entrenador portugués no quiere que el director general intervenga ni en la confección de la plantilla ni en ningún aspecto del primer equipo del Real Madrid y realiza todos sus movimientos para dejarle en fuera de juego, incluidas sus declaraciones como portavoz. Es una situación desagradable. Probablemente injusta. La continuidad o el descarte de Emmanuel Adebayor es el epicentro del enésimo enfrentamiento entre Mourinho y Jorge Valdano . El director general del club, de acuerdo con el presidente, ha decidido inicialmente no hacer valer la opción de fichaje del delantero togolés ante el Manchester City. La opinión del club es que el precio de su traspaso, 17 millones de euros, y su ficha anual, 7 millones brutos, suponen un coste excesivo para un rendimiento que es óptimo, no sobresaliente. El entrenador, sin embargo, no está de acuerdo con el descarte. Tiene una postura: si no se ficha a un delantero de alto nivel, llámese Rooney o Llorente, prefiere quedarse con Adebayor , que ha demostrado su valía en el Real Madrid, que fichar a un atacante de segundo nivel que quizá no consiga la adaptación a su sistema que ha conseguido el africano. «Habemus» otra guerra.

La historia de desencuentros se repite. Valdano expone lo que la Junta directiva piensa y el técnico le critica a él. Todo comenzó el 16 de enero, cuando el portavoz de la entidad dijo en el partido frente al Almería (1-1) que «el delantero (Benzema) está en el banquillo», al ser preguntado por la necesidad del fichaje de un atacante, solicitada por el técnico. Desde entonces se ha librado una batalla fratricida. El club decidió conceder a Mourinho todo lo que pidió, incluida la separación de Valdano del trabajo con el primer equipo.

Ahora, las declaraciones de Jorge después de la goleada al Getafe —«me parece importante que el entrenador dé un paso al costado y que baje el nivel de decibelios»— han sido el penúltimo capítulo de esta guerra. Sus palabras no gustaron al luso. Le dejó claro que se abstuviera de mencionarle. Era otro ataque a su labor en el club. Ni siquiera le admite como portavoz, salvo que evite referirse a su persona.