El exilio sólo espera la muerte de Castro
La «Pequeña Habana» de Miami no cree en las promesas de cambio hechas en el Congreso del Partido Comunista Cubano
ESTEBAN VILLAREJO
La Cuba de Miami refleja sus imposibles cada día ante los espejos del Versailles. Con un buen plato de arroz blanco con frijoles negros, yuca, tamul, plátano maduro, lechón asado y deliciosas natillas. Esta es una Cuba de pasados, de reencuentros, de últimas noticias, del ... cuento que no pudo ser. Epicentro gastronómico cubano de la Calle 8, en la Little Havana, es desde hace 40 años «un centro patriótico y cultural del exilio para aportar ideas y compartir el sueño de un regreso a la patria que espera», tal y como reza en una placa conmemorativa. Alguna guía turística informa que la CNN tiene reservado ya el aparcamiento para el día que se muera Fidel Castro. El «momentum» sobre el que gira el ser del cubano en Miami.
Es día de conmemoraciones —50 aniversario de Bahía Cochinos— y junto a la mesa se sientan tres «compadres» de juventud. Sus conversaciones les trasladan al colegio, amores de juventud, la situación cubana y la experiencia de uno de ellos en una «galera» (cárcel) del régimen castrista. «Oye, ¿sabes lo que me salvó? Los libros que podía leer allí dentro. Si no leí 500 no leí ninguno», cuenta Fernando Ramírez.
En el postre narra otra anécdota: «¿Sabéis lo que me pasó un día en Miami Beach? En mi sombrilla, de repente, oigo a un vendedor de helados... y digo para mí, “me suena esa voz”. Caramba que si me sonaba, era nuestro profesor de Literatura... ¡Francisquito! Me fui “pa’él” y le invité a comer. Vaya lo que son las cosas».
La «Pequeña Habana» se ha convertido en una suerte de capital latina de EE.UU. Aquí se asentaron los primeros cubanos que llegaron al exilio. Situada al oeste del centro de Miami, era la zona más barata para viviendas unifamiliares. Hoy viven aquí unas 90.000 personas, y a los cubano se han sumado dominicanos, nicaragüenses y colombianos.
Siguiendo las estrellas del Paseo de la Fama —cuya estrella más reluciente es Celia Cruz— nos dirigimos al segundo gran punto de encuentro de los cubanos en la Calle 8: el parque Máximo Gómez, donde los ancianos del exilio discuten de lo humano y lo divino (y eso incluye mucha política) entre partida y partida de dominó.
Jorge Gutiérrez Izaguirre —75 años, de los cuales 18 los pasó preso en Cuba— argumenta que «ningún cambio ni discusión en el seno del Partido Comunista Cubano cambiará la situación. Ahora sólo tratan de dar una imagen de apertura. Pero la realidad es que nada cambiará hasta que no se muera Fidel. Su presencia es la gran roca en el camino hacia una transición». El ruido de las fichas del dominó es casi mareante.
«¡Viva Cuba libre!»
Son las cuatro de la tarde y comienza a sonar el himno de EE.UU, después el cubano. Silencio sepulcral, algún ex combatiente se cuadra. Es el homenaje a los caídos en Bahía Cochinos. Los «vivas» a una Cuba libre y a EE.UU. se suceden entre aplausos. Los discursos hablan de unidad, de reencuentro, transición, democracia. Del día del retorno. El congresista republicano David Rivera se encuentra entre los presentes al acto, tras su discurso atiende a ABC.
—¿Cómo interpreta los cambios anunciados por el régimen?
—No se puede hablar de cambios, tan sólo es un esfuerzo cosmético de una dictadura que aún controla la economía y la política. Hasta que los Castro no se estén fueran nunca podremos hablar de cambios.
El congresista Rivera, que en su discurso loó «a la generación de cubanos más grande que jamás existió» (la de Bahía de Cochinos), insiste en transmitir que «la UE no debe cambiar su posición única hasta que la democracia sea una realidad en Cuba». No es el momento de bajar la presión internacional». El acto pasa revista a los 103 fallecidos en el desembarco fatal de Bahía Cochinos. «De aquí nacerá la Cuba posible que algún día podremos construir», anhela Ceci Sánchez, cuyo padre murió en el asalto de Bahía de Cochinos. Es aquí donde la Cuba de Miami también refleja ante su espejo los «posibles» para cuando llegue el día que nunca llega: el de la muerte de Fidel.
Noticias relacionadas
- El PCC aprueba la reforma para «garantizar la irreversibilidad del socialismo»
- El Partido Comunista de Cuba vota para elegir su nueva cúpula directiva
- Bebo y Chucho Valdés, Honoris Causa por la Universidad de Berklee
- Arranca el debate de las reformas en el congreso del Partido Comunista cubano
- La disidencia interna cubana, pesimista ante el Congreso del partido único
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete