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Zapatero contagia confusión

Cancelada la cita de Vistalegre, el PSOE persevera en la estrategia y sigue ocultando a su líder en los mítines de la campaña del 22-M

EL debate sobre la sucesión de Zapatero es un virus que contamina la vida política y difumina los asuntos importantes para una sociedad con una crisis económica histórica, inmersa en una tasa de paro superior al 20 por ciento, en un endeudamiento asfixiante y sin ... datos consolidados de reactivación de la actividad productiva y de las economías familiares. Lo que para las grandes empresas y bancos pueden ser síntomas de recuperación, para los ciudadanos que pierden empleos y viviendas no dejan de ser meras ilusiones de macroeconomía, que no se traducen en nuevos puestos de trabajo, ni en créditos para financiar sus empresas y evitar quiebras. Tanto el PSOE como el Gobierno están lastrados por la carga de las especulaciones que impulsó la frivolidad de Zapatero cuando, en Navidad, anunció que ya había decidido lo que iba a hacer, y que sólo lo sabían su mujer y un miembro del PSOE. Su partido ha ido desfigurándose en unas primarias encubiertas, con precandidatos identificados, y mezcladas con la ansiedad de sus «barones» territoriales por el advenimiento de una derrota el 22-M, que puede ser masiva. Y pese a no desvelar quién será el candidato, el partido sigue escondiendo a su líder. Ayer, se pudo ver en actos electorales a Rubalcaba, Blanco, Bono, Chaves, Griñán, Barreda, Jiménez, Gómez, Vara, Iglesias, Alarte... La supresión de Vistalegre no fue una casualidad, sino el principio de esta operación de encubrimiento.

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