ETA avisa en su «hoja de ruta» que «no dará las armas, las guardará»
En el documento «ProDem», aportado como prueba contra Sortu, la banda desvela su estrategia para forzar un nuevo «proceso de negociación»
I. REYERO / J. PAGOLA
«ETA no dará nunca las armas al enemigo, ni las romperá, las guardará». Así se expresa la banda terrorista en el documento «Proceso Democrático» —«ProDem»—, la «hoja de ruta», hoy vigente, que diseñó en 2009, tras su último debate interno, con el objetivo de ... colar a la «izquierda abertzale» —Sortu— en las instituciones y forzar el enésimo «proceso de paz». El documento «Prodem» fue incautado a la abogada Arantza Zulueta, tras su detención, el 14 de abril del pasado año, y constituye una de las principales pruebas aportadas por la Guardia Civil contra la legalización de Sortu. Dentro de aquel operativo fue arrestado en Francia David Pla que, tras quedar en libertad, se ha incorporado al «aparato político» de ETA, lo que da al documento un valor añadido.
La banda deja claro que «no se desmilitariza» y que expresiones como «desmantelamientos de las estructuras militares» no son «correctas». Dicho esto, sentencia que en caso de «resolución del conflicto», «ETA no desaparecería, continuaría como Organización política dentro de la izquierda abertzale...». Es más, según el documento, «ETA no pedirá perdón por sus acciones, sólo hará un reconocimiento de las víctimas civiles derivadas de la lucha». En cambio, «al Estado le pedirá el reconocimiento de las víctimas creadas por él y el uso de las formas violentas (tortura, cárcel, GAL...)».
«ProDem» desenmascara las perversas intenciones de ETA, pese a que sus cómplices de la «izquierda abertzale» traten de encubrirla asegurando que el «ciclo de la lucha armada ha terminado». Nada más lejos de la realidad. Entre los planes de la banda está ejercer «una dura presión armada contra España» para imponer ese «proceso democrático» que defiende Sortu en sus estatutos. Es más, según «ProDem», «ETA debe mostrar continuamente la buena voluntad de palabra y debe procurar mantener la presión militar». Tras su último debate interno, la organización criminal afianza su liderazgo sobre esa «izquierda abertzale» de los Rufino Etxeberria que ahora intentan escenificar su distanciamiento del terror. Así, en una hipotética negociación, el interlocutor sería el MLNV, que «representaría a toda la izquierda abertzale y se formará sobre el principio de lealtad política con la Organización (ETA)». Además, «ETA, como consecuencia de su papel histórico político y de que pacta con el Estado, se debe entender como garante activo del proceso de facto». Y cínicamente se reserva «la carta disuasoria de la ruptura militar del proceso». El documento delata la trampa de las dos mesas en una negociación. «ETA aceptará lo que la izquierda abertzale acuerde ante el enemigo y participará en las relaciones políticas de cara al interior. La dificultad consiste en equilibrar el liderazgo de ETA y el no protagonismo de su mesa», en alusión a la que compartiría con el Estado para hablar tan solo de «paz por presos». «ETA y la izquierda abertzale vamos a la mesa para acordar la autodeterminación. Y si no se consigue acuerdo, nos levantamos y nos vamos...».
Eguiguren, amortizado
La banda pone condiciones incluso a la hora de aceptar a los hipotéticos representantes del Estado. «No podrán ser policías o jefes de policía (ministro del Interior), no tiene por qué haber navarros o vascongados». Es más, los cabecillas etarras dicen no aceptar a los emisarios que representaron a Rodríguez Zapatero en el último «proceso de paz». Así, «ETA no cree que hay opción para llevar a cabo otro proceso con el PSOE. Ni proceso de negociación, ni proceso democrático. No es que el PSOE no quiere proceso (que no lo quiere). Somos nosotros los que no queremos llevar a cabo un proceso con un representante del Estado así». Según «ProDem», «dada la situación de debilidad del PSOE, solo querría llevar a cabo un proceso que no le cree ningún tipo de contradicción y capitalizarlo totalmente, es decir, un proceso de rendición». «El PSOE está metido en la improvisación y en el papel de trapecista político. Nadie cree que ganará otra legislatura, muchos no ven terminar esta legislatura a zapatero».
En definitiva, la banda asegura que en una hipotética negociación, el representante del Estado debe tener capacidad suficiente para ofrecer garantías. «En eso es modelo de “antigarantía” hoy el PSOE de Zapatero y Eguiguren. Se puede confirmar sin cerrazón ni vanidad política que no mostró ningún tipo de determinación ni seriedad en el proceso de negociación anterior. Y con los mismos protagonistas, por la desconfianza y por sus debilidades, no se puede repetir algo parecido de nuevo». Así las cosas, la banda pone sus miras en el PP de cara a futuras negociaciones.
Tras su debate interno, ETA llegó a la conclusión de que necesitará apoyo económico si quiere extender el «alto el fuego» al ámbito del «impuesto revolucionario». Por ello, tenía previsto analizar «ofertas» en el ámbito internacional, donde mantiene grupúsculos amigos, con el objetivo de conseguir 4 millones de euros anuales con los que mantener su maquinaria asesina.
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