Las discrepancias con Zapatero acaban con el abandono de Sevilla y el previsible de Solbes
El ex ministro se pasa a la empresa privada. Alonso emplaza a Solbes a decidir ya si deja también el escaño
«A éste le pasa lo que a la protagonista de la película «Los Otros», que está muerto y es el único que no lo sabe...», ironizaba en privado a ABC el ex ministro Jordi Sevilla a propósito de un compañero de gabinete también venido ... a menos. Lo decía para demostrar que él sí sabía que su salida del Ministerio de Administraciones Públicas (julio 2007) era el inicio de un camino sin retorno. Por más que Zapatero se lo adornara ofreciéndole la Secretaría general del PSOE valenciano, que él rechazó con un «a quien pueda interesar, que no seré yo» desde su blog, el mismo que le sirvió ayer para decir adiós. Su declive real se inició siendo ministro, cuando el presidente le apartó de las tensas negociaciones sobre el Estatuto de Cataluña, por dejar patentes sus discrepancias con el PSC de Pasqual Maragall y, sobre todo, con el PSOE, que le dejaba hacer.
Así que lo que ayer hizo Jordi Sevilla, en el blog, como a él le gusta, es certificar dos años después su defunción de la política activa... O publicar su esquela, que de todo hay en el extenso post colgado. Como las esquelas son para dejar constancia de quién es quién en el corazón de quien las publica, Sevilla no ha querido irse al otro mundo (a asesorar a Pricewaterhouse Coopers) sin dejar constancia de lo que tiene que agradecer a «todos» y a nadie en particular. Ni siquiera a aquel Zapatero al que, en tiempos de vino y rosas (2003), auguraba dotes para aprender economía «en dos tardes».
«Empiezo otro capítulo en el mismo libro de mi vida -se justificó ayer-, sin arrancar hojas anteriores, ni renunciar o repudiar ninguna. Se trata de un punto y aparte. Y estoy seguro de que la mayoría de intereses, cosas y personas que hasta ahora han sido importantes para mí, seguirán teniendo un destacado papel en lo que me queda por escribir». Lo que se dice escribir, Sevilla ya lo ha hecho en estos dos años. A diferencia de Pedro Solbes, el otro peso pesado del primer equipo económico de Zapatero, Sevilla no ha ahorrado críticas públicas al nombramiento de Elena Salgado, al exceso de personalismo del presidente, a la inacción del Ejecutivo en la reforma de las pensiones o a la deriva del Estatuto catalán.
El portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Alonso, le deseó que «le vaya tan bien» (sic) como en la vida política. Y ya, de paso, aprovechó para mandar a Solbes un mensaje: el grupo está «a la espera» de que decida si deja el escaño. «En cuanto tome una decisión me la comunicará, si es que finalmente no continúa en la Cámara, pero vamos a esperar a que sea la persona concernida quien lo diga primero».
El ex ministro de Economía comunicó ya hace más de un mes a su círculo de amigos que tiene previsto abandonar su escaño este mes y «lo más pronto posible». Ya antes de despedirse de Economía se lamentaba ante sus íntimos «de lo que es trabajar con este hombre», en alusión a Zapatero. En las próximas semanas, ni siquiera tendrá que cruzarse con él en los pasillos del Congreso. Bruselas será su nuevo destino pero ya no tiene ganas ni fuerzas de pelea y se limitará a prestar alto asesoramiento técnico lejos de los despachos ejecutivos.
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