El solsticio de verano es cosa de Stonehenge

Para la ocasión se habilitan lavabos, agua potable y un par de puestos de comida. Hay que llegar con fuerzas a la salida del sol, fijada para las 4.45 en esta ocasión. Sí que hay ciertas reglas extrictas que hay que cumplir. Por ejemplo, no está permitida la acampada, no pueden acceder perros, nada de botellas de vidrio, ni fuegos artificiales ni fogatas... por supuesto no es lugar para petardos.

Desde las estaciones de bus y tren de Salisbury se activa un servicio de autobuses que funciona decentemente. Todo está preparado para celebrar un nuevo solsticio y asegurar que "podremos hacerlo durante muchos años", se asegura desde la organización. "Por favor ayúdanos a crear una atmósfera pacífica de asumir la responsabilidad personal de cada uno", se explica desde el portal oficial.

Desde tiempos inmemoriales Stonehenge ha sido lugar de culto y celebración del solsticio de verano. De hecho, desde 1972 y hasta 1984 un grupo denominado neo-druidas retomaron la costumbre de acudir al complejo durante el solsticio de verano junto con otras comunidades alternativas y determinados conjuntos musicales. En 1985 la situación llegó a un límite en el que se produjo un enfrentamiento con la policía. Tuvieron que pasar varios años, hasta 1999, para que Stonhenge volviera a abrirse a un evento que ahora atrae a más de 20.000 personas anuales. La herencia de la cultura celta sigue teniendo mucho peso.