"Me quedo a vivir acá". Es el pensamiento recurrente de un gran porcentaje de visitantes a una ciudad que no se entiende sin rumbear. Una estancia en Cartagena se basta y sobra para rejuvenecer al más caduco. Las piernas se van solas al ritmo ... de la música y la piel parece que se tonifica como por arte de magia. El fotógrafo se encuentra permanentemente estimulado en este destino que no entiende de canas ni arrugas.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete