Gregorio Marañón«Un Museo del Greco en Santa Cruz sería un buen fin para el Centenario»

«Cumplida la misión para la que fue creada, mi propuesta es que la Fundación se disuelva a final de año»

MARÍA JOSÉ MUÑOZ

Gregorio Marañón vive uno de los momentos más satisfactorios de su vida, especialmente porque va ligado a Toledo, la ciudad que su abuelo le enseñó a amar. El gran y exitoso acontecimiento cultural que vive la ciudad de la mano del cretense se identifica inevitablemente ... con su nombre.

—Se ha cumplido el primer cuatrimestre del Año Greco y algo más de un mes de la exposición «El griego de Toledo». ¿Pensó en algún momento que el éxito sería tan rotundo?

—La vida me ha enseñado que casi todo lo que se aborda con entusiasmo, ambición de excelencia y esfuerzo, termina bien. Este ha sido el caso de la preparación del IV Centenario del Greco. Luego queda siempre, además, lo que podríamos denominar el factor «suerte»… que también requiere mucho esfuerzo para salir a buscarlo.

—¿Dónde está, a su juicio, la clave o claves del éxito?

—La clave principal radica en el extraordinario y reducido equipo con el que he podido contar para abordar esta iniciativa, y con el que en gran parte ya había trabajado antes en la Real Fundación de Toledo.

—Vemos todos los días las calles de Toledo repletas de visitantes y turistas. Con independencia de los beneficios evidentes para el tejido empresarial y la promoción turística, ¿qué consecuencias tendrá o ya tiene el Año Greco para la ciudad de Toledo?, ¿y para los toledanos?

—Después del fenómeno en torno al Greco que se ha conseguido este año, Toledo es más Toledo y, de hecho, se ha convertido en la capital cultural europea. Y los ciudadanos se benefician siempre de lo bueno que acontece a su ciudad. Lo importante ahora es saber cómo se va a gestionar a partir del año próximo la riqueza inmaterial y material creada en 2014.

—Ante el enorme éxito de los fastos del Greco, muchos han comenzado a pedir ya acciones que contribuyan a que sus efectos trasciendan el año 2014. Parece tarea difícil esta de trascender la frontera de 2014 cuando los grecos vuelvan a Nueva York, Washington, Moscú, etc...¿Cómo lograr que perduren los efectos de la conmemoración, lo ha pensado ya?

—Por supuesto que quienes formamos el equipo de la Fundacion El Greco estamos reflexionando sobre cómo lograr que el impulso cívico que ha supuesto la conmemoración no se pierda, pero son las Administraciones Públicas y la sociedad civil toledana quienes tienen que asumir esta responsabilidad.

—¿Y cómo evitar que se pierda ese impulso cívico?

—Lo que la ciudad necesita es poner en valor su inmenso patrimonio y optimizar, por ejemplo, las ventajas de su proximidad a Madrid. El futuro tiene que asentarse sobre la capacidad y la energía propias.

—¿Qué va a pasar con la Fundación El Greco?, ¿se disolverá?, ¿qué será de una institución que fue creada para rendir homenaje durante un año entero a la figura del Greco?

—Las administraciones públicas y quienes constituyeron la Fundación decidirán sobre su futuro. Mi propuesta es que se disuelva al haberse cumplido la misión para la que fue creada. En el discurso que pronuncié en la sacristía de la catedral el día que se creó la Fundación, en 2010, terminé con la palabra con la que finaliza El Quijote, y que espero repetir el 31 de diciembre de este año: «Vale».

—Los medios de los que la Fundación ha dispuesto para el gran evento del Greco han sido mucho menores de lo que se proyectó en su origen debido a la fuerte crisis, y ha sido la iniciativa privada el motor del acontecimiento. ¿Es posible que la recuperación económica contribuya al establecimiento de compromisos estables por parte de las administraciones públicas, comenzando por el Estado?

—Las administraciones públicas que crearon la Fundación, sobre todo la Junta, el Ministerio y la Diputación, han financiado los gastos de preparación del IV Centenario, pero el Programa del 2014 se ha hecho casi exclusivamente con fondos privados y con los ingresos que generará la propia Fundación. Es evidente que cuando la mejoría económica se consolide, las administraciones públicas deberán invertir más en Toledo, y hacerlo de manera coordinada. Para eso precisamente se constituyó el Consorcio de la ciudad.

—Sin duda, sus contactos internacionales como empresario y hombre clave en la cultura española han favorecido el préstamo de muchas obras del cretense a los espacios Greco. Cuéntenos de qué forma se ha involucrado como presidente de la Fundación en la preparación de la exposición «El griego de Toledo».

—Al margen de la excelente labor del comisario, el mérito del posicionamiento estratégico de la exposición y de su organización pertenece al equipo directivo de la Fundación, y en especial a Paloma Acuña. Por mi parte, he intervenido directamente en la negociación de 43 de los 76 cuadros que componen esta exposición.

—Aún queda más de medio «Año Greco». ¿Qué hay que esperar de lo que queda? ¿La nueva muestra del Santa Cruz tendrá el mismo poder de atracción para el público?

—La tercera exposición es tan magnífica como la primera. Este convencimiento se basa en razones objetivas, al margen de cuál sea la afluencia de visitantes, que nunca debe ser el factor determinante para valorar una iniciativa cultural. Dicho esto, espero que «El Greco: arte y oficio», que permitirá reunir en Toledo los cuatro apostolados que se conocen del pintor, tenga también un importantísimo tirón de público. En el ámbito musical tenemos por delante unas citas extraordinarias, de las que me limitaré a destacar el Réquiem de Mozart dirigido por Ivor Bolton, que se celebrará el 20 de septiembre, también en la catedral. El Programa PaseArte continuará deslumbrándonos con sus excelentes espectáculos en la calle. Y, finalmente, en el campo del saber, aún quedan por realizarse el Simposio Internacional que reunirá a los principales expertos del Greco, el Congreso que realizará la Universidad de Castilla-La Mancha, y la reunión de las tres Academias –la de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, la de Bellas Artes de San Fernando y la de la Historia- que se celebrará en Toledo, repitiendo el encuentro de 1914. No quiero cansarle con otras muchísimas iniciativas que continuarán durante los meses que nos quedan de año.

—Dijo usted hace unos días que cuando termine este 2014 del IV Centenario de la muerte del Greco se implicará en la proyección del Museo de Santa Cruz y del antiguo convento de Santa Fe como «museo de referencia nacional e internacional». ¿Qué grado de decisión tiene usted en un asunto en el que están implicadas varias administraciones públicas, empezando por el Estado?

—En su día planteé una posibilidad sobre el futuro del Museo Nacional del Greco, pero también añadí que no formaba parte del programa del IV Centenario. El Museo del Greco debe estar al servicio del pintor y de su obra, y no en función de unos supuestos intereses comerciales o del recuerdo nostálgico de su ilustre fundador que, si hubiera podido disponer de Santa Cruz, nunca habría adquirido la casa en la que instaló primero su galería y, luego, el Museo. En este sentido creía, y sigo creyendo, que unir en Santa Cruz las dos grandes colecciones que tiene la ciudad y hacer un extraordinario Museo Nacional del Greco debería ser la desembocadura del IV Centenario, constituyendo la institución artística más potente de Toledo. Ninguna de las razones que se han expuesto contra este proyecto me ha parecido consistente, y basta visitar hoy los Grecos en la exposición de Santa Cruz para comprobar el sentido de lo que digo. Además, la llamada Casa del Greco reconvertida en un centro de interpretación de la judería toledana vinculada al Museo Sefardí, podría ser un aliciente cultural y comercial importantísimo para esa parte de la ciudad. En cualquier caso, estas decisiones corresponden a las administraciones públicas competentes. Lo único que es indiscutible es que el Museo de Santa Cruz no puede seguir como estaba. En cualquier caso, el Museo del Greco, que está estrenando un nuevo y excelente director, tendrá siempre un gran futuro por delante.

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