Jugamos a 'Prince of Persia: The Lost Crown': una nueva maravilla y el renacer de un clásico

Tras una década de parón, Ubisoft rescata la saga con un nuevo lavado de cara y un cambio de género, apostando por un aspecto 2.5D y acercándose más a los 'Metroidvania' que a los títulos de acción y aventura en 3D que tanto disfrutamos en PS2 y PlayStation 3. El enfoque, que bebe muchísimo de títulos como 'Metroid Dread', 'Hollow Knight' o 'Blasphemous', es un terreno completamente nuevo para 'Prince of Persia', pero lejos de ser una decisión suicida ha sido una apuesta revitalizadora para la saga.

En 'The Lost Crown', la historia inicia con una cruenta batalla en Persia, donde se nos presentan a los siete Inmortales, grupo de asalto del que forma parte nuestro protagonista, Sargon, y los que serán nuestros compañeros de viaje a lo largo de todo el juego. La chispa que enciende la mecha de la trama es el secuestro del Príncipe Hassan (así es, en un principio el que siempre fue el protagonista) durante la celebración tras la guerra, lo que lleva a Sargon y sus compañeros a emprender una peligrosa misión de rescate.

Sorprendentemente, a pesar de ubicarse en un género donde domina la jugabilidad por encima de la trama, la narrativa de 'Prince of Persia: The Lost Crown' destaca con una excelente construcción y presentación. Apoyada por ilustraciones detalladas de los personajes durante los diálogos, la historia nos guía a través de un laberinto de sorpresas. Sin dejar tiempo para descansar ni caer en momentos de desinterés, la narrativa introduce giros cada vez que el jugador piensa que ya ha descubierto por donde van los tiros. Y eso engancha.

Además, los personajes son lo suficientemente únicos y pintorescos para que uno se interese por hablar con ellos y realizar sus misiones secundarias más allá de las conversaciones y recados obligatorios. Estos elementos elevan 'Prince of Persia' a un nivel superior dentro del género, enriqueciendo la experiencia de juego con una narrativa profunda y muy envolvente en el espacio y el tiempo.

Pero hay más, mucho más, porque sobresale en todo lo que se propone. El combate es increíble y desafiante; el plataformeo es ágil y satisfactorio; la exploración es un deleite y los enfrentamientos contra jefes son una auténtica pasada. Es de esos juegos a los que cuesta encontrarle pegas, porque se nota que durante el desarrollo había mimo y ganas de hacerle honor al Príncipe con su vuelta.

Volviendo al sistema de combate, el núcleo jugable, está planteado de manera que la gran mayoría de movimientos y ataques de Sargon se pueden encadenar de formas espectaculares. Permite que en mano de jugadores habilidosos se puedan crear cadenas de combos que rivalizan con Kratos o Dante. No falta la personalización, tanto de habilidades pasivas como activas, además de un repertorio de armas más que aceptable para hacer frente a la variedad de enemigos.

Saltemos ahora al plataformeo, que es otro de los puntos fuertes. Aquí la clave, más que los propios saltos, es la forma ingeniosa con la que se ha jugado con los escenarios para ofrecer distintos tipos de desafíos y añadir mecánicas que cambian dependiendo de la zona que visitemos. Todo fluye como el agua, desde la precisión de Sargon como la posición de las plataformas, permitiendo un movimiento de un nivel de agilidad nunca visto en el género.

Sin embargo, su punto negativo es sin duda su rendimiento. ABC ha jugado al título en Nintendo Switch, tanto en modo portátil como en sobremesa, y en más de una ocasión se ha congelado durante unos instantes o ha sufrido un tirón entre cinemáticas. Y es que a pesar de que su estilo 'cartoon' luzca estupendo, no es nada puntero, por lo que este rendimiento señala una falta de optimización que nos hace plantearnos si es cosa de Ubisoft o si la consola nipona debería pensar en la jubilación más que nunca.

Si no ha quedado claro, en ABC estamos más que encantados con 'The Lost Crown'. Es un retorno de la saga adecuado para los que quieren entrar de nuevas, y para aquellos que querían algo nuevo pero con las bases emblemáticas. Es esa clase de juego cualquiera puede tirarse horas yendo de un lado para otro, saltando y derrotando enemigos sin cansarse. 2023 fue uno de los mejores años para los videojuegos, y con este arranque, todo apunta a que 2024 seguirá su estela.