Google reta al mundo con una nueva inteligencia artificial que parece de ciencia ficción

Para ganar la guerra de la inteligencia artificial a la máquina conversacional de OpenAI, Google ha apostado por la creación de una inteligencia artificial multimodal capaz de comprender y operar con audio, vídeo e imágenes. Además, cuenta con unos conocimientos matemáticos muy superiores a los de la competencia, lo que puede ser un importante reclamo para las empresas dispuestas a pagar para automatizar sus operaciones.

Casi suena un poco a película de ciencia ficción, y habrá que ver cómo funciona el ingenio cuando esté disponible, porque aunque Gemini ya es funcional a través del robot conversacional de Google (Bard) en más de un centenar de países, entre los que no se encuentra ninguno europeo, por el momento solo es compatible con texto y código. Tampoco es operativo en ningún idioma más allá del inglés.

Con todo, las esperanzas de la firma en su nuevo juguete son grandes. No hay duda sobre la capacidad de los investigadores que hay detrás de su creación, entre los que se encuentra el equipo de DeepMind, compañía adquirida por Google en 2014, y que se encuentra dentro de la flor y la nata de la IA generativa.

Su talento es bastante superior a la de los cerebros que están detrás de ChatGPT, según explica a ABC Inma Martínez, asesora del Gobierno español en materia de inteligencia artificial y presidenta del comité de expertos de la Asociación Global para la IA: «Gemini es un monstruo y todo el mundo se olvida de la capacidad del equipo de DeepMind. Yo lo miraría con mucho respeto. Conozco bien a la gente que hay detrás y tenía muy claro que si alguien le tocaba las narices a Google iban a responder. Lo tienen todo para ganar». Y los resultados compartidos por el buscador le dan la razón.

De acuerdo con Google, su nuevo modelo de IA, que estará disponible en tres versiones distintas y que se podrá utilizar en su navegador web o en teléfonos móviles, es capaz de responder a preguntas tan bien como el mejor experto humano en 57 materias diferentes, que van desde las matemáticas hasta la historia; pasando por la medicina, la ética y el derecho. La tecnológica también señala que el rendimiento de su nuevo algoritmo es muy superior al que, a día de hoy, pueden ofrecer tanto ChatGPT como el buscador Bing de Microsoft, que están movidos exactamente por el mismo motor: GPT 4, el auténtico antagonista total de Gemini. «Al menos sobre el papel parece que han conseguido evitar en el diseño muchos problemas relacionados con los errores a la hora de compartir información que otro tipo de sistemas no han podido solventar», señala Ulises Cortés, catedrático de IA de la Universidad Politécnica de Cataluña.

A Joe Haslam, experto en inteligencia artificial y director ejecutivo del programa de Scaleup del IE Business School, la mejora de Gemini en los test respecto a ChatGPT no le sorprende especialmente. Destaca que este detalle concreto se debe a una de las principales ventajas que tiene Google respecto al resto de competidores dentro de la IA generativa, porque nadie, o casi nadie en la red, cuenta con un caudal de información mínimamente comparable a la del buscador. Información con la que puede capacitar a sus herramientas: «Lo importante de una IA no es el código, sino los datos con los que está entrenado. Esa es la ventaja que tiene Google, que tiene un buscador que cuenta con todos los datos del mundo. OpenAI, desde luego, no los tiene».

Google, además, ya ha avisado a los usuarios de que está explotando sus recursos. Y a base de bien. El pasado junio ya hizo informó de que absolutamente cualquier información pública que encontrase en internet para capacitar a sus modelos, con los que la empresa, como tantas otras competidoras esperan transformar el mundo en los próximos años. Porque la carrera de la inteligencia artificial no se cierra con Gemini.

La empresa seguirá acelerando para lanzar una nueva versión de su buscador que, esta vez sí, incorporará funciones de IA generativa, en las que la propia página responderá a las preguntas del usuario de forma automática sin necesidad de que hacer 'clic' en ningún enlace, algo que, de acuerdo con todos los expertos en IA y publicidad consultados por este diario durante los últimos meses, tendrá un importante impacto en el negocio de todos los creadores de contenido de internet.

Pero nadie está dispuesto a dejar de pisar a fondo el acelerador. Y eso sirve para todos, también para OpenAI, Microsoft, Meta o, incluso, X, esa red social anteriormente conocida como Twitter, que desde hace unas semanas cuenta con su propio ChatGPT en fase de pruebas. Otra historia bien distinta es que les sirva para competir con el invento de Pichai si este, finalmente, está a la altura.

Lo cierto es que, hasta la fecha más allá del estruendo, no está habiendo un gran retorno económico a la inversión de decenas de miles de millones de dólares que ha hecho OpenAI en IA generativa, Microsoft, que añadió la tecnología de ChatGPT a su buscador Bing a inicios del año, apenas ha conseguido arañar algo de cuota de mercado a Google en el negocio de las búsquedas.

Su herramienta es empleada para menos del 10% de las consultas que se realizan en la red, de acuerdo con datos de Statista, mientras que la de Alphabet ronda el 90% «Mi previsión es que Microsoft va a dedicarse más en 2024 a dirigir sus servicios de IA generativa a las empresas. Aunque la verdad es que Google ahí también tendrá mucho que ofrecer y muy barato», dice Inma Martínez. La experta, además, hace hincapié en que «la gente va a ver que hay muchas cosas 'zumbando' por ahí» que pueden ser mucho más interesantes que ChatGPT. También espera que la empresa sea algo más escrupulosa con los datos que OpenAI.

«Filosóficamente podemos decir muchas cosas de Google, pero sus equipos tienen mucho miramiento con los datos. OpenAI ha crecido sin que nadie la maneje. La han dejado crecer poniendo a la cabeza a un tipo (Sam Altman, su CEO) en el que es complicado tener confianza atendiendo a los últimos movimientos que ha protagonizado a la cabeza de la compañía», zanja.

A pesar de que los expertos reconocen que, sobre el papel, Gemini representa un importante avance en IA generativa, no pierden la ocasión de resaltar que, hasta que no esté disponible y se pueda probar de forma completa, no será posible que nos hagamos una idea de su capacidad real. «De momento me parece esencialmente un movimiento de marketing. El modelo es bueno, seguro, pero solo se ha mostrado un vídeo de su funcionamiento, no tenemos nada real», señala Sergio Álvarez-Teleña, director ejecutivo del centro de excelencia de IA SciTheWorld. Lo mismo señala Joe Haslam, que deja claro que hasta que «gente fuera de la compañía pueda trastear con él» es difícil saber si cumplirá con las expectativas.