La empresa de chips cerebrales de Elon Musk ya tiene permiso para empezar sus pruebas en humanos

Neuralink es un chip cerebral del tamaño de una moneda de centavo que se implanta en la parte posterior del cerebro y que, según explicó el propio Musk, podría permitir que los pacientes discapacitados se muevan y se comuniquen nuevamente, o que recuperen la visión «incluso personas que nunca han podido ver antes», explicó hace años en la presentación del producto.

Hasta este 2023, los chips se han probado únicamente en primates, logrando prometedores avances desde su puesta en marcha en 2016. Están diseñados para interpretar las señales que el cerebro transmite mediante los impulsos neuronales y transmitirlas vía Bluetooth al dispositivo al que estén conectados. Si la FDA no había autorizado las pruebas en humanos hasta ahora, era por el riesgo de sobrecalentamiento del sistema con la posible fuga de elementos químicos que esto conlleva, y el desafío de extraer los cables del implante una vez introducidos en el cerebro.

La preocupación del organismo federal (encargado de autorizar la introducción de productos médicos al mercado) está cuanto menos fundamentada. Un informe del Comité de Médicos para la Medicina Responsable de Estados Unidos acusó en febrero de 2022 a la compañía de Musk de someter a los animales de sus pruebas a un «sufrimiento extremo». Según dio cuenta la organización, 15 de los 23 monos utilizados murieron o tuvieron que ser sacrificados durante el testeo de los implantes. Neuralink negó siempre tales acusaciones.

Aun así, la confianza de Elon Musk en su producto es máxima y ha llegado a afirmar que estaría dispuesto a implantárselo a sus hijos. Son muchos, sin embargo, quienes cogen con pinzas tal afirmación puesto que si algo ha demostrado el magnate al margen de su visión empresarial es su talento para el marketig. Esto último ha influenciado enormemente su carrera, llegando incluso a cotizar en bolsa su compañía de vehículos eléctricos Tesla por encima de gigantes como Mercedes o Toyota cuando ni siquiera generaba ingresos.

Neuralink no está tampoco exento de 'humo' y el inicio de las pruebas con humanos se ha llegado a anunciar hasta cuatro veces desde 2019, pero han ido surgiendo contratiempos. Por ahora, lo máximo que la compañía ha presumido es el simpático vídeo de un primate controlando un videojuego sencillo con la mente. Algo que a pesar de la espectacularidad del logro no es tanto un 'avance sin precedentes' como podría serlo el ocurrido esta semana, cuando un equipo de investigadores suizos y franceses consiguió mediante un implante cerebral que un paciente parapléjico volviera a caminar.

Resulta indudable el beneficio que traerá la alta ambición de Musk para la ciencia (ya lo ha hecho con el desarrollo de cohetes reutilizables o la democratización del vehículo eléctrico). Pero nada de esto omite el hecho de que el magnate es algo dado a la grandilocuencia en sus declaraciones públicas. A día de hoy, por poner algún ejemplo, ha anunciado que enviará misiones tripuladas a Marte esta década (algo que según la NASA no tiene sentido, tan temprano) y colonizará el planeta rojo durante este siglo.

Conquista del espacio aparte, los planes de Musk para la Tierra distan mucho de ser humildes. El magnate presume de un gran abanico de empresas centradas en la innovación y el desarrollo que abarcan desde el vehículo eléctrico (Tesla), la movilidad urbana mediante túneles subterráneos (The Boring Company), la generación solar de energía (SolarCity) o la llegada de internet a todos los rincones del mapa mediante nanosatélites de órbita baja (Starlink), además de haber sido cofundador de PayPal y de OpenAI, empresa desarrolladora de ChatGPT. Casi nada.