De los bolsos de lujo a su manicura: el peculiar estilo de Borja Iglesias

El futbolista puede presumir de tener una estética muy personal que entronca directamente con su afición por la fotografía, la música y el cine

Diez futbolistas que debes seguir por su estilo fuera del campo

Borja Iglesias instagram @borjaiglesias9

Borja Iglesias es el futbolista atípico. No tanto dentro del campo, donde se desenvuelve con las hechuras de un delantero centro clásico, una especie en extinción en los tiempos que corren en el fútbol, pero sí fuera de verde. Pocos se posicionan ante distintas ... causas sociales y deportivas y él lo hace sin tapujos —renunció a la selección a raíz de lo ocurrido con Luis Rubiales y el equipo nacional femenino—; sus redes sociales no las lleva un equipo, sino que él mismo las gestiona hasta tal punto que incluso se anima a compartir reviews de películas que ve; y viaja con su cámara de foto, de las que bebe incluso el propio equipo de comunicación del Betis, su club, que no duda en publicar muchas veces lo que ve Borja a través de sus ojos en los viajes del equipo.

Por todos los ejemplos citados, es indiscutible que Borja Iglesias no es el futbolista canónico. Pero hay mucho más: por ejemplo, que te lo puedes encontrar en los barrios más cool de Londres o Berlín, donde alimenta su gusto por la cultura, la moda vintage —es un habitual de las tiendas de camisetas de fútbol de segunda mano, por ejemplo— o la música urbana —no hay muchos futbolistas que sean auténticos fans de Violadores del Verso, sin ir más lejos—.

Y qué decir de sus looks: bolsos, aunque no tantos en su armario como los que tiene su amigo y compañero de equipo Aitor Ruibal; prendas y complementos básicos anchos que recuerdan a los 90 y los dosmil, como las sudaderas lisas o los 'bucket hats' dos de sus favoritos; pendientes de aro XL; tatuajes de estrella de la música como la espada que decora una de sus manos; y el gesto más carismático de cuantos ha tenido en cuestión de estética, la manicura negra que le suele acompañar desde hace ya mucho tiempo y que alterna en ocasiones con uñas con mayor dosis de fantasía.

Solo son tres párrafos, pero están repletos de argumentos que demuestran que no estamos ante la figura del futbolista que todos tenemos en la cabeza desde la irrupción de Beckham y compañía en los años 90. Borja, de hecho, es algo así como la figura que combina el gusto por el fútbol «de toda la vida» con el fútbol del futuro.

El trío que forma con Aitor Ruibal y Héctor Bellerín

Aunque Borja Iglesias ya destacaba en el Espanyol, su anterior equipo, es indiscutible que su llegada al Betis supuso un punto de inflexión para él.

Camino entonces de los 30 (ya los tiene), encontró la madurez en un equipo con una gran masa social, donde la repercusión de todo lo que hacen sus jugadores es grande; el impacto mediático está garantizado. Y a ello hay que sumar un factor no menos importante: la presencia de Héctor Bellerín en el vestuario del equipo.

Bellerín, que ahora ha regresado al Betis después de su breve paso por el Barcelona y por el Sporting de Portugal, es la figura del fútbol español con más y mejor cultura de la moda en la última década, por lo menos. Guste más o menos su estilo, que además evoluciona constantemente —ahora se nutre sobre todo de moda de segunda mano—, el jugador catalán ha demostrado durante toda su carrera que no pierde de vista lo que ocurre en los mejores talleres de moda y encima de las pasarelas masculinas más prestigiosas.

Su estilo, pura vanguardia en el contexto del fútbol de los últimos años, ha influido sin lugar a dudas en un Borja Iglesias que se ha atrevido a dar, como ya hiciera Bellerín hace muchos años, cuando jugaba en el Arsenal de Londres. Parece haberle enseñado a su amigo inseparable desde su llegada a Sevilla y compañero él no tener miedo al qué dirán; incluso más allá, el gusto por dar un mensaje potente a través de la ropa, los complementos y los gestos vinculados a la belleza como es el caso de la manicura.

A ellos se ha unido Aitor Ruibal, el tercer amigo y compañero inseparable, cuyo estilo es si cabe un poco más transgresor que el de Bellerín y mucho más atrevido incluso que el de Borja Iglesias. Y es que, al fin y al cabo, este último es el menos atrevido de los tres, ya que sus looks suelen estar repletos de camisetas lisas y anchas, sudaderas y pantalones amplios, como recién sacado de una tienda de vinilos del Londres más melómano, o del skate park del barrio.

En definitiva, en Borja Iglesias son más potentes sus palabras y sus gestos (uñas pintadas incluso en días de partido), que su ropa, que no difiere tanto de la muchos jóvenes veinteañeros que rondan los 30. Lo extraño, y de ahí el carisma de Borja Iglesias, es que un estilo tan sencillo como el suyo sea una excepción en el mundo del fútbol.

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Sobre el autor María Aguirre

Periodista especializada en moda con casi dos décadas de experiencia en revistas y medios de comunicación digitales.

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