El visón europeo se encuentra al límite en España: solo quedan 142 ejemplares

El estudio, coordinado por el Ministerio para la Transición Ecológica y que ha contado con la participación de todas las administraciones con presencia de esta especie y la colaboración de expertos investigadores del CIBIO -Portugal y del IREC-CSIC, confirma la preocupante situación del visón europeo. Con un rango de entre 130-157 individuos, es una de las especies incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría «en peligro de extinción». Su escasa población y declive justificaron que su situación se considerara como crítica en 2018.

«La situación actual es problemática porque la población es muy pequeña y hay una baja diversidad genética», explica Jiménez. Entre las medidas necesarias para su recuperación, el experto cita la extracción del visón americano del territorio para evitar la competencia y la depredación. Y continuar con los proyectos de cría en cautividad. De hecho, actualmente España cuenta con un programa que proporciona unas 20-30 crías anualmente que se liberan en el medio para reforzar las poblaciones existentes, distribuidas sobre todo en la parte alta de cuenca fluvial del Ebro. Ello incluye territorios de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra, La Rioja, norte de Castilla y León (provincias de Burgos y Soria) y, en Aragón, pequeños núcleos en el sector noroccidental de la provincia de Zaragoza.

Pese a los números, hay razones para la esperanza. Según explica Jiménez, entre las 4.000 trampas de pelo distribuidas para hacer la estima de visones europeos, muchos ya eran ejemplares conocidos: «A partir del estudio genético en esta estima, comparando los datos de los ejemplares que se han liberado, parece que hay una parte significativa que procede de las sueltas. Y eso es algo que nos da ánimos», explica el investigador del IREC.

Según ha informado Transición Ecológica, España ostenta «una gran responsabilidad en la conservación de esta especie» a nivel global, ya que sólo sobreviven tres subpoblaciones en el mundo. En concreto, en el noroeste de Europa (Rusia, en zonas muy limitadas y una población reintroducida en la isla de Hiiuma, en Estonia); en el sureste del continente europeo (deltas del Danubio y del Dniéster, en Rumanía y Ucrania); y en Europa occidental (norte de España y suroccidente de Francia). Para todas ellas, se ha estimado una reducción del área de distribución superior al 95% desde mediados del siglo XIX.