Las víctimas de abusos reclaman al Papa que «rompa» el programa en su visita a Portugal y se reúna con ellas
El único acto oficial era la instalación de un «memorial» en la zona de la reconciliación, pero ha sido cancelado en el último momento
La Iglesia portuguesa no apartará de forma inmediata a los curas acusados de abusos
El responsable de la JMJ, el neocardenal Américo Aguiar, en la sede de las jornadas
La lacra de los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia es una cuestión por resolver que marca la vida eclesial y que aflora constantemente en los contextos menos imaginados. Una de las últimas es la polémica suscitada ante el reciente viaje del Papa Francisco ... a Portugal para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). La ausencia de las víctimas en el programa oficial del Pontífice, un memorial de homenaje cancelado a última hora y el «insuficiente» anuncio de una reunión «privada» con algunos de los afectados tienen la culpa.
Del 2 al 6 de agosto, el Papa Francisco viajará a Lisboa para participar en la trigésima octava Jornada Mundial de la Juventud, uno de los eventos más multitudinarios organizados por la Iglesia y que, en este caso, espera reunir entre medio millón y ochocientos cincuenta mil jóvenes. Son eventos marcados por un ambiente festivo, pero en esta ocasión el Papa se encuentra con una Iglesia local que está gestionando la cuestión de los abusos a menores y con unas asociaciones de víctimas que no están contentas con los pasos dados.
El pasado febrero, la comisión independiente a la que la Conferencia Episcopal había encargado una investigación sobre los abusos presentó sus trabajos. A partir de más de 500 entrevistas, el grupo de trabajo estableció al menos 4.815 víctimas en los últimos setenta años. El informe, junto con un listado de 100 sacerdotes en activo acusados de abusos y unas recomendaciones para la reparación de las víctimas, fue entregado a la Conferencia Episcopal, que se reunió dos semanas después para analizarlo y tomar decisiones.
Pero, aunque los obispos manifestaron una vez más, a través de un comunicado, su «tolerancia cero» hacia «todos los abusadores y hacia aquellos que, de alguna manera, encubrieron los abusos practicados dentro de la Iglesia católica», en sus primeras decisionesdefraudaron a la opinión pública y a varias entidades eclesiales al asumir la imposibilidad de cesar a los sacerdotes implicados de forma inmediata. «No basta con los nombres», explicó entonces el presidente de los obispos, José Ornelas, sino que es necesario «partir de una base sólida».
Ese mismo día, Ornelas también anunció que la cuestión de los abusos sería destacada durante la JMJ con la instalación de un memorial en el espacio de la reconciliación (el denominado Parque del Perdón, el lugar en el que se habilitan cientos de confesionarios para que los jóvenes se acerquen al sacramento de la reconciliación). Según el presidente de los obispos, el memorial sería «perpetuado en un espacio exterior en la sede de la Conferencia Episcopal Portuguesa».
Sin embargo, la iniciativa no fue bien vista por algunas de las víctimas, que lo consideraron «ofensivo». A la crítica se unió la del máximo responsable eclesial de la JMJ, el obispo auxiliar de Lisboa, Américo Aguiar, a quien el Papa Francisco va a crear cardenal el 30 de septiembre, quien en una entrevista al diario portugués Público admitió que el memorial le causaba «incomodidad» y que no era «la forma más feliz de materializar el respeto, o el mea culpa y la 'tolerancia cero'» a las víctimas.
Sin embargo, este lunes la que iba a ser la única referencia a la cuestión de los abusos en todo el programa oficial de la JMJ fue descartada por la propia Conferencia Episcopal. A preguntas de los periodistas, los obispos informaron que el memorial no estará listo para agosto, ya que el proyecto se encuentra todavía en estudio. Aunque, lejos de lamentarlo, las asociaciones de víctimas, como 'Coração Silenciado', valoraron que un memorial de homenaje de este tipo es algo «totalmente ofensivo», con independencia de cuándo se presente. 'Coração Silenciado' es la primera asociación que agrupa a víctimas portuguesas y surgió en marzo debido a la «indignación total y absoluta» ante la reacción de la Iglesia al informe sobre los abusos.
«Debería centrarse en las víctimas»
Según Cristina Amaral, portavoz de la entidad, «un memorial no tiene ningún sentido, porque deberían centrarse en las víctimas y no en un alarde». Para Amaral, «se presente ahora o después», el objetivo parece estar más enfocado en limpiar la imagen de la Iglesia católica y ha sostenido que el retraso de lo que ella denomina «memorial de la vergüenza» es una estrategia de la Iglesia para que el proyecto no sea «ensombrecido por la JMJ».
El problema es que, eliminado este elemento simbólico, la única referencia a la cuestión de los abusos en los cinco días en que el Papa visitará Portugal es una reunión privada con algunos representantes de 'Coração Silenciado', para la que todavía no se han concretado detalles. De hecho, según fuentes de la entidad, la reunión ni siquiera estaba prevista, pero ante la insistencia de las víctimas, los organizadores de la JMJ han accedido a incorporarla entre los actos privados del Papa en Lisboa.
Una medida que la entidad considera «insuficiente» y le pide al Papa que se atreva a «romper» con el programa oficial para hacer una mención específica y pública a la cuestión de los abusos. La asociación de víctimas recuerda la «indignación» que les llevó a agruparse y sostiene que no consideran «creíbles» las peticiones de perdón de los obispos ni su compromiso para acabar con esta lacra. «Queremos oír lo que ya hemos oído por parte del papa Francisco, que es necesario seguir combatiendo los delitos y los abusos sexuales en la Iglesia católica y que el asunto no se termine en estos cinco días en Portugal, que no forma parte del programa oficial«, explicó un portavoz de la entidad.
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Así las cosas, ahora queda en manos de Francisco la decisión sobre el protagonismo que está dispuesto a darle a la cuestión de los abusos en su viaje a Lisboa. Si se atreve a «romper» con el programa oficial y darle protagonismo ante los cientos de miles de jóvenes, potenciales víctimas de los casos de abusos que todavía ocurren en la actualidad, a pesar de las medidas tomadas por la Iglesia católica (solo en España, los obispos reconocieron 16 nuevos casos ocurridos en 2022). O si prefiere mantener un perfil bajo y reducir la referencia a la audiencia privada que han prometido a los representantes de las víctimas.